Por Sergio Mena - Revista de Guadalcanal año 2013
Pero allí,
frente a algunas de las mentes más brillantes de las artes de España, no acerté
a encontrar al distinguido guadalcanalense.
El plan B me
instaba a recorrerme los diez campos de fútbol antes indicados leyendo
epitafios con solera, pero preferí recurrir al gran oráculo de internet y me
aparté a una esquina a teclear por el móvil.
La web del cementerio, que fija el
nacimiento de López de Ayala en Sevilla, asegura que su cuerpo está enterrado
“en un panteón familiar” en el patio de San Justo. Y allí que me fui. Tumba por
aquí, lápida por allá, pero nada. Hasta que, casi sin quererlo me topé,
literalmente, con el susodicho panteón.
Un ángel
custodio alzaba frente a mí una corona de laureles con su brazo diestro y, bajo
su peana, apareció una inscripción que no dejaba duda: “Ayala”. Dentro de un
pórtico flanqueado por dos columnas jónicas hay un busto que, a pesar de su mal
estado de conservación, es idéntico al que hay plantado en medio de la Plaza de España de
Guadalcanal. Buscando información extraje que el responsable del diseño de
aquel enterramiento, lleno de símbolos y referencias masónicas, se debía “al
arquitecto Miguel Aguado y en la escultura intervinieron los hermanos
Valmitjana.”[1]
Y así, de esta
manera, averigüé dónde estaba (y está) enterrado Adelardo López de Ayala:
enfrente del Vicente Calderón.
[1] Navascués Palacio, Pedro (1979)“Puerta del Ángel y
Sacramentales”. Madrid: Espasa-Calpe. Página 13.
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