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Resto de las Minas de Pozo Rico en Guadalcanal. Año 1978 |
José Mª Álvarez Blanco. Revista Guadalcanal año 2014
Las cimas de las montañas de Sierra Morena que hay alrededor de
Guadalcanal son todas redondas como bolas, juntas unas con otras, y casi de la
misma altura; en lo qual se diferencian de las restantes de España, que, por lo
regular, son puntiagudas, especialmente las de los Pirineos, donde se levantan
picos sobre picos, pudiendo éstas compararse al mar agitado de una borrasca; y
las de Guadalcanal á la uniformidad de las olas en tiempo bonancible y
sereno.
Las piedras de estas montañas son muy duras, y se parecen en el color a
las piedras que llaman de Turquía5:
su figura es como la de la pizarra compuesta de hojas: descansan ó sientan
perpendicularmente, y corren de oriente a poniente. Escupen el aceyte y el
agua, y por eso que no son apropósito
para amolar.
La mina está á una legua de la Villa en el terreno mas baxo de aquellos alrededores cercados de cerros.
En la beta del pozo nombrado Campanilla, que está á doce pasos de otro llamado
Pozo-Rico, se ven tres betas que descienden
y van á dar a este último. La una viene de levante, y la otra de
poniente, y se juntan con la tercera, que es la buena, cortando la direccion de
las pizarras de norte á sur para formar el tronco de la vena. Estas betas son
pequeñas, pues no tienen mas de tres pulgadas de ancho; pero van acompañadas de
cierta direccion regular de tierra en forma de beta de dos pies de anchura con
piedrecillas de quarzo; con lo qual es estraño, y no hay á que compararlo en el
país. La gran beta corre de norte á sur segun se descubre de doscientos pasos
en la superficie. Hay dos arroyadas, que regularmente no corren en el
estío, por ser país muy seco, los quales
tienen su curso del este al oeste, al pie de dos cerros contrapuestos á cosa de
300 pasos de distancia uno de otro. Estas dos arroyadas parece son los límites
de la mina, porque se observa que ni los antiguos ni los modernos han cavado
jamas al sur ni al norte de los dos cerros referidos, no obstante que han hecho
quince pozos al este y al oeste de Pozo-Rico, llamado así porque de él se
extrahía el mineral, baxando á buscarle
por el pozo vecino de Campanilla. En este hice yo excavar cerca de
cinquenta pies por orden del Ministerio, para ver si las galerías estaban
hundidas como se aseguraba; y á dicha distancia
hallamos el agua, y vimos que la madera de la escalera estaba toda podrida, bien que las galerías se
mantenían sólidas y firmes. Por los escombros se infiere que esta mina se
componía de quarzo , espato blando de color de raton, pizarra aherrumbada, hornestein, piritas,
algo de plomo, y mucha plata. En el Pozo-Rico abundan tanto las aguas de
materia vitriólica, que las maderas estan llenas de hermosos cristales de
vitriolo marcial, ó verde; y al lado del pozo de San Antonio hay una mina, o
banco de vitriolo nativo en la piedra.
El Señor Don Joseph de Carvajal, Ministro de Estado, que deseaba
informarse de lo que era esta mina, me manda examinarla, y me hizo entregar
varios papeles antiguos, que se reducian á la historia de los que en ella se ha
trabajado, y dos planes de sus pozos y galerías. El primero de estos planes incluía
once pozos desde ochenta á ciento y veinte pies de profundidad, y el segundo,
que me pareció hecho por persona mas inteligente, no contenía mas que diez. Del
extracto que hice para aquel Ministro se sacan dos verdades, y cinco
conjeturas.
Las dos verdades son, que los dos
hermanos Fúcares abandonaron esta mina en 1635; y que entonces las betas de plata eran muy ricas. La primera conjetura es, que habiendo querido el Ministerio subir el arriendo, y
poner nuevos derechos a los dichos Condes Fúcares, éstos
introduxeron una corriente de agua en la mina, que para sus trabajos tenían
desviada, y la inundaron y abandonaron
precipitadamente; la segunda, que
estos Asentistas pusieron máquinas, y acuñaron moneda dentro de la misma mina
para defraudar los derechos del Rey, con cuyo dinero se grangearon protectores poderosos en la Corte, y así pudieron
evadirse de España; la tercera, que la última galería se hundió,
y que aunque ahora se compusiese, no daría para los gastos de la obra;
la quarta que hay un manantial de agua en el último pozo tan abundante, que
sería de un coste inmenso el
dasaguarle, y se correría el riesgo de no
hallar la beta, ó de hallarla exhausta; la quinta, que la abundancia de plata
de las minas de América hizo olvidar los trabajos de ésta; y la política
persuadió que debía reservarse para
quando aquellas pudiesen faltar.
Varios Autores antiguos y modernos
han celebrado la riqueza prodigiosa de esta mina. El Cardenal Cienfuegos en su
Historia de San Francisco de Borja pag. 264 dice, que esta mina había producido
ocho millones de pesetas, cuya suma se empleó con otras en la fabrica del Escorial.
Alonso Carranza en sus tratado de Moneda de España, pag. 101, afirma que una
semana con otra se sacaban de Guadalcanal sesenta mil ducados, y que al lado de
la mina se había fundado el lugar por los que acudían a los trabajos6.
A legua y media acia poniente
de la mina de Guadalcanal hay otra mina en una peña muy alta, que ya los
antiguos tantearon, segun se ve por un pozo y una galería que se distinguen de
las demas obras modernas. La beta se presenta mal, y a mi entender, es una vena
trastornada: esto es, que es mas rica en la superficie que en lo profundo, pues
á la vista tiene seis pies de extension, y se compone de esparto y quarzo.
Corre de norte a sur en el primer pozo, que es el antiguo; pero en los modernos
se nota que muda del este al oeste, siguiendo la dirección de la montaña”.