sábado, 28 de enero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 6

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

LOS CAUDALES INDIANOS

Salvo el doctrinero Martínez Pava, el resto de indianos parece haber conseguido una relativa suerte y fortuna en sus diversas actividades en Indias y aún con todo, del clérigo pudo recibir su sobrina 340 pesos como ayuda a su dote.

¿Cómo influyó su suerte en la vida de Guadalcanal?

Con esta documentación presente la cuantificación de los caudales remitidos a la villa tiene varias limitaciones. Por una parte en cuanto a la documentación de capellanías sólo suele coger la cifra destinada a tal fin. La de bienes de difuntos, si incluye testamento suele ser más precisa en el resto de las mandas, aunque si se trata de remanentes de bienes y herencias globales es imposible calibrar la cuantía.

Por otra parte, según se desprende de esta documentación, hay que contemplar la posibilidad y evidencia, a veces, de que estos indianos durante su vida iban remitiendo, o traían personalmente, caudales y bienes a la península. Algunas de estas mandas pueden rastrearse en los fondos de los archivos notariales de Sevilla -y sin duda en los de Guadalcanal-; otras, con seguridad, no habrán dejado rastro documental. Por ello es importante conocer el entorno familiar más próximo de los emigrantes para, a través de sus parientes, calibrar la posible incidencia de legados americanos en sus patrimonios.

Con todo, las mandas testamentarias y fundaciones de capellanías, limosnas y obras pías de Guadalcanal, pueden ser un índice para valorar el impacto americano en la villa. Y el impacto lo recibimos ahora también nosotros al cuantificar dichos envíos.

Desde los 340 pesos de Martínez Pava hasta los 50.000 de su pariente González de la Pava o los 40.000 ducados de Alvaro de Castilla, hay distintos tipos de fortunas. Grosso modo desde 1580 hasta la década de 1620, en estos 19 casos, hemos contabilizado en las distintas mandas unos 38 millones de maravedises, cifra impresionante para dicho número de emigrantes. Hay que tener en cuenta que sólo las fundaciones del convento de González Pava y el hospital de Alvaro de Castilla totalizaron 76.300 ducados.

Profundizando más el análisis observamos que el total remitido por seis de estos emigrantes supuso unos 35 millones de maravedises (20 llegaron del Perú y 15 de Nueva España) procedentes fundamentalmente de la actividad minera. Y curiosamente iban a beneficiar directa o indirectamente a familias de reconocido prestigio y posición en la villa: los Castilla, los de la Cava, los de la Pava y los Bastidas.

Igualmente las capellanías beneficiarían a las familias de los fundadores, como patronos y capellanes; vincularían diversas propiedades a esta institución y a estas familias y servirían como sistema de crédito a innumerables vecinos de la villa.

En el aspecto artístico es innegable la repercusión de estos caudales. Son diversos los casos en que se ordena erigir nuevos altares, retablos y capillas; efectuar algunas reformas u obras; levantar un convento y un hospital, e indirectamente, al enriquecer a familias, capellanes e iglesias se posibilitaba un posterior mecenazgo de estos.

Es interesante advertir la canalización de gran parte de estos capitales hacia instituciones religiosas y la Iglesia en general, fenómeno que sin duda incidirá e incrementará la acumulación de bienes en «manos muertas».

Tal vez la institución de estas capellanías y obras pías favoreció el fenómeno observado por distintos autores en la España del XVII de la proliferación del clero, muchos de cuyos miembros conseguían disfrutar estos bienes como parientes más o menos cercanos de los fundadores. Sin duda estas rentas fueron buenos estímulos y acicates para incrementar las «vocaciones» de hidalgos y segundones depauperados.

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