domingo, 22 de enero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 3

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

SEMBLANZA PERSONAL Y FAMILIAR

La primera característica más destacable de los 19 seleccionados es la mayoría absoluta de varones frente a una sola mujer.

Mientras en la lista de capellanías de Guadalcanal, indianas o no, encontramos un sinnúmero de fundadoras, en las de bienes de difuntos son escasas las hembras que aparecen, y no solamente para esta villa sino para el resto peninsular Sin duda ello se debe a que pocas mujeres fueron «sueltas» o desparejadas a Indias o siguieron en tal estado allí, mientras que los varones sí lo hicieron con frecuencia. Por otra parte gran cantidad de mujeres del pueblo habían acompañado sus maridos, hermanos o parientes a los distintos lugares del Nuevo mundo donde se establecerían más tarde, como Mariana Vélez de Ortega, una de las primeras que llegaron a la Nueva España. 6

Pocos datos se conocen de la edad al pasar a Indias, al fundar las capellanías o al testar. En el momento de su viaje se puede adivinar, por referencias, la de dos o tres: un hombre adulto que deja hijos jóvenes en el pueblo y otro casado en segundas nupcias que dejaba varios hijos de ambos matrimonios. Al testar se supone, por distintas referencias, que la mayoría lo hace a una edad avanzada ( dentro de la esperanza de vida del Antiguo Régimen): uno lo indica expresamente estar en cama poco antes de morir y no poder firmar por su estado; otra, la única mujer, (Beatriz del Castillo), al estar presente en su testamento un nieto como testigo. Del resto, deduce por la edad de sus hermanos, hijos y sobrinos en España.

En cuanto al estado civil se conoce directamente siete casos en que queda especificado en la documentación y mayoritariamente lo especifican los casados. En cuatro casos más podemos pensar que, por su testamento y final de sus bienes, trata de hombres solteros a quienes heredan sus hermanos, sobrinos o parientes. No hay pues ninguna similitud en ellos. Salvo uno casado en América, con mujer de distinta naturaleza regional, los casados habían dejado sus familias en la península y sus mujeres eran igualmente de Guadalcanal o pueblos próximos (Llerena). Beatriz del Castillo, muerta en Salta, era viuda de un Alonso González Sancha, con quien debió pasar a Indias, y era posiblemente del mismo pueblo que su mujer, por sus apellidos.

Cinco de los casados dejaron descendencia legítima en España o Indias; uno, más abundante mestiza (cinco frente a uno) y otro que no la tuvo de su matrimonio, sí la consiguió en América teniendo un hijo mestizo. En cuatro casos más, solteros, sabemos que no tuvieron descendencia legítima y en el resto de los casos se ignora.

No obstante abundan los datos sobre los parentescos de estos individuos en Guadalcanal e incluso entre sí. Prácticamente todos dejaron hermanos en el pueblo (de uno a cinco siendo más frecuentes dos o tres); dos estuvieron acompañados por uno de ellos en América y algunos presentan ciertos parentescos. Entre todos encontramos en distintos lugares y fechas a Luis Funes de Bonilla, Juan Bonilla Mexía, Alonso de Bonilla y Gonzalo de Bonilla Barba, parientes por el apellido común, en distinto grado; Antonio de Bastidas, pariente también de los anteriores y a Diego Ramos Gavilanes y Alvaro de Castilla, igualmente parientes.

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