jueves, 17 de septiembre de 2009

OTROS PUEBLOS


Por motivos familiares, nos encontramos a más de seiscientos kilómetros de Guadalcanal, en un pueblo de la provincia de León que se encuentra a veinte kilómetros de la capital.

Al contrario que en Andalucía, en esta zona los pueblos son más pequeños, pero se encuentran más cercanos entre sí. Así tenemos que Villalobar se encuentra a poco más de dos kilómetros y Valdevimbre a menos de tres, por lo que visitar el pueblo vecino es simplemente un paseo.

En el que estamos, Benazolve, no tiene más de noventa habitantes, no tiene Ayuntamiento, ni Casa de la Cultura, ni Cine, ni piscina, ni polideportivo, ni tiendas, ni bares. Sin embargo, a las diez de la mañana tienes el pan en la puerta de la casa, poco más tarde llegará el carnicero y pescadero, y ahora mismo se encuentra en la Plaza del Caño el Bibliobus, que cada quince días surte de libros a los habitantes de Benazolve. Para nuestra sorpresa, más de veinte personas se han acercado al autobús para cambiar el libro que han est
ado leyendo, por uno nuevo.

Hasta hace muy poco tiempo usaban el lavadero público que pueden ver en la fotografía y cada semana dos vecinas lo vaciaban y limpiaban y abrían la entrada de agua, para volverlo a llenar.

Una de las cosas que más nos sorprendió la primera vez que vinimos, fueron las “vacas inteligentes”. Al igual que el lavadero, las mujeres también tienen asumido el cuidado del ganado. Aquí amigo Manuel Maldonado, todavía existen prados comunales, y el ganado se lleva a pastar a ellos. Como decíamos, las mujeres son las encargadas de esta labor que se inicia bien temprano, cada día van dos o tres mujeres, una de ella provista de un cencerro, que hace sonar. Las vacas que están en los establos de las casas del pueblo, van saliendo y uniéndose a la comitiva que camina hacia los prados. Igualmente, al final de la tarde vuelven al pueblo y cada vaca se va quedando de nuevo en el establo, donde será ordeñada y esperará la venida del nuevo día.

En esta zona no hay PER, ni olivos, ni obras para reactivar la economía, pero viven unas excelentes personas, que se sientan en la Plaza de la Ermita y te cuentan las numerosas historias de los escudos nobiliarios que existen en el pueblo y te ofrecen degustar la “cecina” de vaca o de caballo, que tan sabrosa está, con un buen vino de la tierra y un orujo del vecino pueblo de Valdevimbre.

Tienen a Santa Marta que es su patrona, pero no sienten necesidad de dedicarle novenas, ni montar fastuosos altares, ni llenarla de abalorios; le dedican una misa el día de la celebración y hacen una fiesta en el prado todos los vecinos.

Quizás un viaje a estas tierras, nos puede ayudar a los que vivimos habitualmente en Guadalcanal, a valorar lo que tenemos, que no es poco.

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