Por Salvador Hernández González. Revista de Guadalcanal
Por desgracia las obras mencionadas en estas
noticias documentales han desaparecido, como todas las que se repartían por los
muros del templo que nos ocupa. Gracias a un inventario de 1924[1]
y a los trabajos del doctor Gordón Bernabé[2]
y de los profesores Hernández Díaz y
Sancho Corbacho[3] podemos
hacernos una idea de este patrimonio perdido y su situación en el templo.
Presidía el presbiterio el retablo mayor
ejecutado por Mateo Méndez. Su estructura arquitectónica, muy clasicista, a
tono con la sobriedad ornamental y rigor arquitectónico propios de la
retablística de la primera mitad del siglo XVII, constaba de banco, dos cuerpos
divididos en cinco calles y ático, distribuyéndose por sus registros tanto
pinturas en lienzos encuadradas en cajas rectangulares como esculturas exentas
cobijadas en hornacinas semicirculares. De este modo, en las hornacinas
centrales del primer cuerpo figuraban el Titular, acompañado por San Joaquín y
San Roque, situándose en el centro del segundo cuerpo la imagen de la Dolorosa , al tiempo que
por las calles laterales se repartían diversas pinturas, como las de la Huída a Egipto, el Arcángel
San Rafael y la Imposición
de la Casulla
a San Ildefonso.
Dentro del arco que daba acceso a la sacristía se
ubicaba el retablo de San Juan de Dios, en el que figuraban un lienzo del
Titular y una pequeña imagen de la Dolorosa. A la altura del arco toral - que daba
acceso a la capilla mayor- se situaba el retablo de Animas, con lienzo de este
tema y coronado por otra pintura con la Virgen de Montserrat.
La capilla del Sagrario se cerraba con reja de
hierro forjado y albergaba un retablo de fines del siglo XVIII, dorado,
presidido por la imagen de San José, más las efigies de San Rafael y Santa
Catalina, situándose en el ático el Crucificado, acompañado por San Francisco
de Asís y Santa Teresa de Jesús. El tabernáculo sacramental, flanqueado por dos
esculturas del Niño Jesús, se ornamentaba con cornucopias y mostraba en su portezuela
un cuadro de cristal con la
Dolorosa. En otro retablo lateral dentro de la misma capilla
recibía culto la primitiva imagen de Jesús Nazareno, acompañado por las de San
Juan Evangelista y Santa María Magdalena, más otra efigie del Niño Jesús,
denominado el Niño Perdido. Esta capilla fue al parecer fundada por Diego
Ramos, natural de la localidad, quien en su testamento, otorgado el 31 de
Octubre de 1573, dejó encargado que se hiciese la cubierta abovedada y que sobre
su altar de piedra labrada se colocase un retablo, dejando para ello la suma de
1.000 ducados[4].
Siguiendo por el muro de la nave, el retablo de la Inmaculada mostraba una
pintura de esta advocación mariana y una pequeña imagen de San Roque. A continuación
se situaba el de Santiago, compuesto por tres pinturas que representaban al
titular, San Lorenzo y la
Virgen , respectivamente.
Ya en
el muro contrario, una vez pasada la puerta del templo, se encontraba la capilla
del Resucitado, cerrada con verja y con retablo integrado por tres pinturas: la Resurrección del
Señor, Santa Ana y San Pedro. En los muros laterales y dentro de dos hornacinas
se contemplaban las imágenes de San Diego de Alcalá y San Juan
Nepomuceno.
A la altura del arco toral y haciendo pareja con
el de Animas, se situaba otro retablo con la imagen de la Virgen del Reposo.
El retablo de San Antonio, con pintura de este
santo, se ubicaba dentro de la pequeña capilla que vimos se comunicaba con el
presbiterio, la cual podría identificarse con la perteneciente a Gonzalo Xuárez
y sus herederos, que la compraron por 200 ducados con el fin de ser enterrados
en ella[5].
Para finalizar, señalaremos que la parroquia contaba con algunas
piezas de orfebrería de interés, como una interesante caja–copón de fines del
siglo XV, un copón de principios del siglo XVII y la custodia procesional, de
fines del siglo XVIII y compuesta por tres cuerpos con columnillas decoradas
con motivos rocalla. Los fondos documentales del archivo parroquial de San Sebastián
se conservan integrados -junto con documentación procedente de Santa Ana- en el
de la parroquia de Santa María, arrancando su cronología desde mediados del
siglo XVI[6].
[1] ARCHIVO
GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA, sección IV (Administración General), serie
Inventarios, legajo 693.
[2] GORDON BERNABE, Antonio: “La Iglesia de San Sebastián”,
en Revista de Guadalcanal (1985), s.p.
[3] HERNANDEZ DÍAZ, José; SANCHO CORBACHO, Antonio:
Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los
marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937 Págs.
126-128.
[4] FLORES
GUERRERO, Pilar: ”El arte del Priorato...”,
pág. 482,
[5] ídem, pág. 481
[6] V. V. A. A. .Catálogo de
los archivos parroquiales de la provincia de Sevilla, Banesto, Sevilla, 1992,
Vol. I, págs. 561-574.