DIEGO RAMOS. EL RICO
(A.G.I., Contratación, 202-10 y 203-12)
(A.A.S., Capellanías 858-5 y 859-6)
Como el anterior es un típico indiano del XVI al que consignamos por la vigencia de sus mandas en el XVII y como prototipo. Su calificativo o mote en el pueblo de Diego Ramos, el Rico, demuestra, una vez más, el impacto causado por su fortuna en el Nuevo Mundo. impacto decisivo para animar a otros de sus paisanos y familias (que fueron de éstos bastantes) para seguir sus pasos en Indias.
Era hijo de Diego Ramos, el Viejo, y de Elvira Rodríguez de León. No sabemos la fecha de su pase a Indias, salvo que testó en 1556 en México donde estaba avecindado; allí debió morir y ser enterrado en el convento de San Agustín, como su paisano López de
Destinaba otros 1.000 ducados para construir una capilla con arco y una reja de hierro, un altar de piedra labrada, con sus gradas, con un retablo mediano pintado con un crucifijo, Nuestra Señora y San Juan, debiendo poner un letrero en la reja donde constara el nombre del fundador de la capilla. En ella podrían ser enterrados los miembros de su linaje que quisieran. Contaría con una pila de piedra para el agua bendita. Como patrón de la capellanía nombraba a su hermano Rodrigo Ramos y tras él su hijo; en segundo lugar, a falta de los anteriores, a su sobrino García Ramos, hijo de su hermano de igual nombre y ya difunto al testar Diego, y en tercer lugar al pariente más cercano, además del guardián del convento de San Francisco de Guadalcanal; debía contar con dos capellanes, uno de ellos del mismo linaje que el fundador. En 1602 era capellán Rodrigo de Bonilla Gálvez, deudo de Diego Ramos.
Su hermano Rodrigo pasó a Nueva España en 1558 con una licencia de estancia de tres años, sin duda para hacerse cargo de la herencia de su hermano; D. José Maldonado Cabrera, cuarto nieto de Rodrigo Ramos, disfrutaría como capellán la fundación de su antepasado ya en el siglo XVIII. En esta centuria los bienes de la misma estaban constituidos… Guadalcanal y siete escrituras a censo impuestos sobre un molino de aceite, viñas, casas y olivares de Cazalla, Villafranca y el mismo pueblo.
ALVARO DE CASTILLA CALDERÓN
(A.G.I.. Contratación,
Pertenecía a una familia de Guadalcanal considerada "rica y poderosa” pese a lo cual, como otros de su pueblo, había marchado a Indias donde hizo fortuna en México y Guanajuato. También como varios paisanos en este virreinato se dedicó a la minería conociendo los avatares y reveses de esta ocupación. Con él habían estado en la capital mexicana y en Guanajuato Diego Gutiérrez, sastre de Guadalcanal, Pedro Sánchez Holgado, Rodrigo de Ortega y Agustín de Sotomayor, quienes habían regresado al pueblo contando la inmensa fortuna amasada por Castilla.
Este destinó 50.000 ducados de su hacienda para erigir un hospital en la villa, si bien como en otros muchos casos tuvo que pasar bastante tiempo para que la obra comenzara. El dinero llegó a su hermano Rodrigo de Castilla, Francisco de Torres, que había estado también en Guanajuato, denunció que dicha cantidad la había recibido Alvaro de Castilla de un amigo suyo muerto en el Real de Minas. Otro denunciante fue el maestro mayor y albañil del pueblo Juan Ruiz Callejón quien ponía en duda el origen del dinero como perteneciente a Castilla. Doña Isabel de Castilla, sobrina carnal del fundador indiano, denunció al maestro de obras y logró ponerlo en prisión (de la que escapó) demostrando contar con más de 34.000 ducados para la obra y ser procedentes de su tío, que los había enviado con su criado Pedro de Ledesma hacía más de 20 años.
Las rentas establecidas con tal capital las administraba un primo de doña Isabel, Rodrigo de Castilla, alguacil mayor de la villa.
Curiosamente doña Isabel era viuda de Diego Ramos Gavilanes, sin duda de la misma familia del minero visto anteriormente.
Alvaro de Castilla además del hospital hizo diversas limosnas para la iglesia de Santa María.
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