Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983
LUIS DE FUNES DE BONILLA
(A.G.I., Contratación, 312 A-9)
Era hijo de Francisco Funes de Banegas y de Isabel Yáñes de Ortega, muertos ya al testar su hijo en 1609. Casó hacia 1574 en Guadalcanal con Mayor de Abasta (o Bastida), hija de Gonzalo Yanez de Abasta y Mayor Rodríguez, la Caballera , recibiendo como dote unos 600 ducados, valor de la tercera parte de la casa de sus suegros (en la calle de la Plazuela ), una suerte de pan sembrar en la Torrecilla (término del pueblo), la mitad de una bodega en las mismas casas, tres aranzadas de viñas, 20.000 maravedises al contado y ajuar de ropa de lino y lana y otros enseres de la casa valorados en 60.000 maravedises
Sin hijos de su matrimonio dejó el pueblo (y a su mujer en él) para probar mayor fortuna en Indias. Allí estuvo al servicio de D. Alonso de Vargas, caballero de Alcántara y vecino de los Reyes, administrando una heredad y cobrando las tasas de sus indios en Arica. En esta ciudad (lo encontró su paisano Luis de Bastida, que luego regresaría a Guadalcanal y daría noticias suyas, añadiendo así referencias a las que se tenían por sus cartas y misivas a familiares y amigos.
Más tarde se avecindó en Lima donde contaba con casa propia y donde parece que siguió al servicio de D. Alonso de Vargas, aunque con menor fortuna, sin que fuera relevante. Tuvo indios, dos o tres, a su servicio y una negra, además de contar con "ropa costosa", si bien el grueso de su fortuna consistía en 3.000 pesos de a ocho que le debía por su servicios D. Alonso de Vargas y unos 300 pesos de los que era acreedor. En Arica o Lima tuvo un hijo natural, Francisco Funes de Bonilla, al que tuvo en su compañía, reconoció como tal en su testamento y le nombró heredero de sus bienes, una vez deducidas cortas mandas.
Confirmando la devoción franciscana de sus paisanos y coetáneos, ordenaba su entierro con el hábito de la orden en San Francisco de Lial con una misa de cuerpo presente y 50 misas rezadas, siendo poco generoso, en comparación con otros, para estas atenciones religiosas u obras pías y en consonancia con su menguado capital. Mandaba que los 600 ducados recibidos como dote con su mujer le fueran devueltos a ella o sus herederos. Mayor Abasta, hacia 1599, había abandonado Guadalcanal para avecindarse en Sevilla con su sobrina María de Robles (hija de su hermana Francisca Rodríguez) y el marido de ésta Miguel Méndez. En 1613 muerta la tía, María de Robles de Mendoza, por sí y por sus hijos y como heredera de la anterior, reclamaba los 44.091 maravedises llegados a Sevilla según ordenaba el testamento de Funes.
FERNANDO RODRÍGUEZ HIDALGO
(A.A.S., Capellanías, 860- 7)
una capellanía en la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor de su villa natal.
Poco sabemos de su salida del pueblo, actividad en Indias y bienes, salvo que contaba con casas en aquél (en la calle de La Cava ) donde había vivido su madre y su hermana (Mayor Méndez, hija también de Pedro Méndez); una suerte de tierras que solía ser zumacal en el cerro llamado la Cuesta de la Horca ; otras tierras de pan llevar en términos de Valencia de las Torres; 50 pesos que había dado a censo y 300 más de a nueve reales que ordenaba se enviaran a la villa para fundar con todos ellos dicha capellanía. Nombraba capellán de ella a uno de sus parientes o en su falta a los de su mujer Ana de Rivera.
Los bienes de la capellanía en 1777 estaban compuestos por unas 87 fanegas de tierra de distinta calidad y en distintas "suertes", repartidas en los sitios del Escorial, el Zamón, Cuesta de la Horca , Los Barriales y el Durillo, en términos de Guadalcanal, más unas casas, tierras de pan llevar en Valencia de las Torres, un huerto (que antes había sido casa en la calle de La Cava ), una escritura de censo de 2.287 reales de principal, y una suerte de tierras de tres fanegas, de regadío, en la huerta del Gordo.
Algunos de sus capellanes desde el XVII al XVIII fueron Diego Martín Rincón, Francisco Rodríguez Hidalgo, Diego Rodríguez Hidalgo (hermano del anterior), Alonso de Gálvez Otero y Francisco Muñoz de Otero, parientes en diverso grado del fundador y curiosamente beneficiarios, también como parientes, de otras capellanías indianas.
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