martes, 28 de febrero de 2012

Visita Canónica de la Orden de Santiago a Guadalcanal el año 1494 - 3

VISITA DE LA ORDEN DE SANTIAGO A LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA ANA.
Fue visitada la dicha iglesia hallando por cura a Pedro Yanes clérigo seglar de la Orden de San Pedro preguntándole por que razón no había recibido el hábito de la Orden de Santiago y dijo que porque el beneficio es pobre y que no tiene renta alguna.
El vicario de Beas después de oída misa de dicho cura, se vistió un sobrepelliz y una estola y con dos cirios encendidos con mucha reverencia llegó al sagrario donde estaba el Santo Sacramento y hallo que estaba puesto y guardado con la limpieza que debía. Esto hecho visitaron los altares y miraron el altar principal en el cual estaba una imagen de Señora Santa Ana y con la de Nuestra Señora y su hijo precioso de bulto hecho de madera bien pintada y a las espaldas de dicha imagen, un paño de lienzo pintado y abajo arrimado un tergitur grande, viejo, roto y una cruz de palo verde con un crucifijo pintado, item encima del altar unos manteles y su ara guarnecida de madera con sus corporales y un pie de cruz, item dos candeleros de hierro de forma de blandones, un portapaz de madera dorado, un facistol para el misal, una palia de lienzo con cruz de seda negra; delante del altar, un frontal de lienzo pintado. En lo alto del altar por cielo y guardapolvo, una cortina de lienzo. Es vieja y remendada.
A la mano izquierda como llega al dicho altar, está el sagrario en que se guarda el Corpus Cristi en forma de cámara pequeña de cal y ladrillo con sus puertas doradas con cerradura y dentro otro armario con el cuerpo del Señor y delante de dicho sagrario, un paramento de lienzo con un crucifijo pintado y Nuestra Señora y San Juan puesto en una verja de hierro con sus sortijas, y a los pies del altar una estera morisca y debajo una alfombra vieja rota con unos escudos de armas y dos ciriales de palo, item una lámpara con un bacín de latón que arde delante del cuerpo del Señor.
Otro altar con imagen de Nuestra Señora de bulto de madera con su hijo en brazos vestida de un roquete de lienzo y debajo una saya de paño morado oscuro y otra saya verde vieja. Debajo de la dicha imagen, unos manteles, item otra figura de Santa Brígida en una caja de madera, dos candeleros de palo viejo en el altar. A la espalda de la imagen, un lienzo pintado con la Resurrección de Nuestro Señor y delante del altar un frontal de lienzo con la imagen de Nuestra Señora; encima del altar una cortina de dos piernas.
Otro altar con la imagen de Señor San Bartolomé de bulto de madera vestido con roquete de lienzo y a la espalda un paño pintado de la misma figura de San Bartolomé. A la una parte en que está pintada la Cena de Nuestro Señor con sus discípulos, en bajo de la imagen, unos manteles y otros sobre el altar y delante del altar, un frontal pintado con San Bartolomé y en lo alto por cielo, una cortina.
Item debajo de uno de los arcos del coro de la iglesia está una viga con un crucifijo y dos imágenes de bulto de madera y ante el crucifijo, colgada, una lámpara con un bacín de acófar.
Otro altar de madera con una figura de Nuestra. Señora con su hijo en brazos y otra de Santa Lucía hechas de madera con sendos roquetes y sendas sayas de paño azul, unos manteles, un frontal de lienzo pintado en que está la figura de Santa Lucía.
Un púlpito de madera viejo tiene delante un paño de lienzo con la imagen de Señor San José y dos facistoles para misales, item dos alcatifas viejas.
Libros.
Un oficiario grande canturía en pergamino que es dominical, otro igual viejo, tres dominicales, un oficiario viejo, un epistolero en pergamino viejo y roto, un santoral viejo, unas historias, un salterio y otro viejo maltratado, dos manuales, un libro de reglas, un Cuaderno de kíries y un misal.
Sacristía.
Una manga de cruz de cendal vieja y rota, dos vestimentos, una casulla negra de lienzo rota vieja, un par de cetros negros de palo, un bacín de latón que se puso por lámpara en el sagrario, un lienzo pintado y una esfera, un incensario de latón, un badil de hierro, una arra vieja con un misal en pergamino y un pie de madera para el cirio pascual.
Campanas.
En el campanario dos campanas grandes, sobre el tejado, una campanilla para cuando alzan, una rueda de campanillas para alzar y otra campanilla pequeña para cuando llevan el sacramento a los enfermos.
Cuerpo de la Iglesia.
Dicen los visitadores que no hay en ella edificio de bondad salvo los arcos por capilla e cubiertos de madera tosca e de cañas con su barro e teja encima e desta manera esta cubierto todo el cuerpo de la Iglesia salvo que los arcos están prolongados por medio de la iglesia e las maderas cuelgan de los arcos hasta las paredes cubiertos por cima como dicho es. Una pila de bautismo grande de piedra moleña con su cobertor de madera y porque el cobertor no era bueno mandaron que se hiciese otro mejor nuevo. En la entrada de la iglesia esta un portal bien hecho con sus arcos de cal e de ladrillo e bien cubierto de madera tosca e cañas e barro e teja como la Iglesia.
Plata y ornamentos que tenía en su casa Juan Fernández mayordomo de la Iglesia.
Una cruz de plata guarnecida sobre madera sin crucifijo con esmaltes y con un pie de plata antigua que pesa catorce marcos, una custodia de plata dorada de tres marcos y medio, un cáliz de plata de dos marcos, otro cáliz de plata viejo de un marco y medio y otro cáliz igual en la iglesia que pesa dos marcos. Una cruz de piedras de cristal y encima una cuenta redonda azul. Una casulla de carmesí con su cenefa bordada de imágenes de oro, otra casulla de sarsahan vieja, una capa de lo mismo verde, manteles, cortinas, ocho casullas de lienzo, roquetes, palias, seis asalejas, amitos y tonajas.
Cuenta de la Iglesia y ciertos propios.
Preguntado el mayordomo qué bienes y posesiones tiene la fábrica de la iglesia, declaró: una cuarta de zumaque que renta al año 280 maravedís, un censo de una viña, 68 maravedís, las ofrendas de los domingos que son al año variables, la cuarta parte en que se arriendan las penas de los ganados que entran en las viñas e panes e en los vedados y que son 4000 maravedís que debe a la dicha Iglesia, Fernando Sánchez Delgado arrendador que ha sido el año 1493 a 1494 que los paga al mayordomo. El mayordomo pasado fue Juan González de la Garzona que tuvo un alcance de 5390 maravedís, los cuales se entregaron a Juan Fernández de Ruy González mayordomo nuevamente nombrado por la Iglesia.
Posesiones.
Una casilla en la calle del Mesón del Toro del cabo de arriba de Alonso García que renta 300 mrs, mas en la calle Luenga hay una bodega que tuvola Juan González Calvo, que dios aya, que renta 100 mrs., mas hay una viña que tiene la de Hernando Bermejo que renta 50 mrs, mas hay un limal que tiene Diego Alonso de Alonso Pérez, 10 mrs., mas una viña de Fernando del Camino, 25 mrs., mas otra viña de los herederos de Ruy López cura que fue de Santa Ana, 25 mrs., mas otra viña que tiene García López hijo del dicho Ruy López, 25 mrs., una viña que Pedro Yanes cura de Santa Ana él mismo labra a la Cansadilla de que coge cinco o seis cargas de uva, mas otra viñuela que coge dos cargas de uva.
El pie del altar de la iglesia, lo que toca al pan que se ofrece, puede valer 300 maravedís un año con otro y el dinero que se ofrece los domingos es para la fábrica y el cura dijo que no sabe cierto lo que valen las primicias. Las otras obtenciones de la Iglesia y cabildo de los clérigos es de cuantía de 2500 a 3000 mrs. También hay tres capellanías.
Terminada la visitación a las parroquias fueron suspendidos del beneficio los tres curas por no ser de la Orden de Santiago. Los visitadores alegaron: No podemos tolerar que sean poseídos los beneficios por ellos salvo por clérigos de Santiago, suspendemos a los dichos del beneficio y de la cura de ánimas de los parroquianos hasta que reciban el hábito, mientras damos licencia a los fieles para buscar sacerdotes honestos y que sea puesto en una de las puertas de Santa María porque mejor venga a noticia de todos e no puedan pretender ignorarlo. Guadalcanal a 17 de octubre de 1494.
Después visitaron un hospital que se llama de Santiago que está junto a la Iglesia de San Sebastián. Dicen que tiene tres camas y hay tres cofradías una de Santa María, otra de Santiago y otra de San Bartolomé y los cofrades tienen cargo de sostener y reparar los dichos hospitales. Visitaron el hospital de Nuestra Señora que tiene seis camas y el hospital de San Bartolomé con cuatro o cinco camas.

lunes, 27 de febrero de 2012

Visita Canónica de la Orden de Santiago a Guadalcanal el año 1494 - 2

Por Antonio Gordón Bernabé. Artículo publicado en la Revista de Guadalcanal
VISITA DE LA ORDEN DE SANTIAGO A LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN SEBASTIÁN.
El lunes 6 de octubre de 1494 fue visitada la Parroquia de San Sebastián, el Vicario de Beas dijo misa en el altar mayor; después se vistió un sobrepelliz y una estola y con dos cirios de cera encendidos que tenían dos testigos, llegó a la custodia que era de madera pintada e dorada, sacó el sacramento con mucha reverencia e lo pueso sobre un ara.
Hallaron por cura a Pedro López clérigo seglar de la Orden de San Pedro nombrado por el Maestre Alonso de Cárdenas en 1482. Dijo que las primicias son unos años con otros, 200 fanegas de pan y 200 arrobas de vino y que las lleva el comendador de los Bastimentos, y de pie de altar que es la ofrenda de dinero o colecta de los domingos, 20 maravedís ó 30 ó 40, los coge el mayordomo para la fábrica de la iglesia. De misas votivas, treintenarios y por finados, 2.000 maravedís o poco más.
Plata y ornamentos.
Hallaron por mayordomo de la iglesia a Martín Ruíz Carpintero que dio por memoria lo siguiente: una cruz de plata grande, blanca, guarnecida sobre madera sin crucifijo con los evangelistas en los brazos asentados en esmaltes que costó 25.000 maravedís. Una custodia de plata blanca con una crucecita encima y con un caliz en que se lleva el sacramento a los enfermos y puede todo pesar 5 marcos de plata. Item un cálice (sic) de plata con su patena que puede pesar 2 marcos. Una casulla de terciopelo carmesí con una cruz labrada de hilo de oro con estola, manípulo, amito, alba de terciopelo que dio el comendador Don Enrique Enriquez con un frontal que estaba ante el altar mayor. Un vestimento de terciopelo negro bordado de seda y oro, otro vestimento, cortinas, manteles, unas sábanas orilladas de seda colorada y una palia que dio María de Luna mujer de dicho comendador, un pendón de bocarán colorado guarnecido de franjas blancas e verdes alderredor que sacan el día de San Sebastián.
Altares.
En el altar principal está la figura de Señor San Sebastián hecha de un bulto de madera pintado por cima y en el dicho altar está la custodia ya la espalda de la dicha imagen, un lienzo pintado, un frontal; un ara y una cruz de palo y un facistol pequeño pintado para el misal.
Otro altar de la advocación de Nuestra Señora en que esta una imagen suya de bulto con su hijo en brazos, de madera bien pintada e dorada vestido encima un roquete de lienzo. Una lámpara de latón colgada.
Item una pila de bautismo hecha de barro cosido. Visitaron el cuerpo de la Iglesia y hallaron que todo se ha hecho de nuevo de tres naves con sus arcos de ladrillo y con la capilla principal, es de bóveda y está por cubrir cierta parte de la dicha Iglesia y en una de las paredes de ella está una rueda de campanillas para tañer cuando alzan. La cobertura del edificio se hace de madera tosca y de cañas con su barro y teja encima.
Libros.
Un epistolero viejo en pergamino, un misal en papel de molde sevillano, un misal en pergamino viejo y un oficerio dominical y santoral.
Fábrica de la Iglesia.
Fue preguntado el mayordomo de qué se hace y edifica la iglesia y dijo que de lo que ofrecen en dinero los domingos y festivos y de algunas limosnas y sepulturas que se eligen. Hallaron que en la iglesia no hay campanas salvo una esquila pequeña que está encima del arco toral y otra campanilla suelta en el altar mayor.
Tiene de posesiones dos viñas, la una en el Rincón que está dada a censo por 40 maravedís, la otra en el Castillejo a censo por 20 maravedís.
Como ya se dijo, las obras se pagaban con el pie de altar, donaciones y sepulturas elegidas por devoción de Señor San Sebastián.
Cuentas de fábrica.
Percibe 4.000 maravedís del arrendador Fernando Sánchez Delgado por la mitad de las penas que se arriendan de los ganados que entran en dehesas e cotos e vedados a medias con Santa Ana por cuanto el Maestre Don Alonso de Cárdenas ovo aplicado las dichas penas a las dichas Iglesias.

viernes, 24 de febrero de 2012

Exposición de Fotografías


La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno,   María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista, con la colaboración de la Asociación Cultura Benalixa, ha preparado una Exposición de Fotografías que permanecerá abierta en la Casa de la Cultura de Guadalcanal, del 25de Febrero al 4 de Marzo de 2012

Horario de lunes a viernes 10 a 14 y de 18:30 a 20 horas

Sábado, Domingo y Festivo 12 a 13:30 y 18:30 a 20 horas




Visita Canónica de la Orden de Santiago a Guadalcanal el año 1494 - 1

Por Antonio Gordón Bernabé. Artículo publicado en la Revista de Guadalcanal

En la villa de Guadalcanal de la Orden de Santiago a cinco días del mes de Octubre año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mill e quatrocientos e noventa e quatro años dentro de la sacristía de la Iglesia de Santa María estando juntos llamados pa lo de yuso escrito el concejo justicia e regidores caballeros escuderos oficiales e omes buenos, estando presentes Diego de Ortega e Rodrigo Yanes alcaldes, Alonso Ramírez alguacil, Alonso Fernández de la Peña e Juan Martín Pecero regidores e Pero García de Ramos García mayordomo e otros muchos caballeros e escuderos oficiales e omes buenos en presencia de Diego de Moya clérigo de la diócesis de Toledo notario público por la autoridad apostólica y de los testigos expuestos parecieron presentes los honrados Fernando de Arce comendador y caballero profeso de la Orden de Santores en esta provincia de León, presentaron unos poderes de sus altezas que los alcaldes pusieron sobre sus cabezas.

El lunes seis visitaron la Iglesia Parroquial de San Sebastián, el martes visitaron la de Santana y el miércoles ocho llegó Gutierre Gómez de Fuensalida comendador de Villaescusa de Haro el cual y los susodichos visitadores sus compañeros se juntaron y todos tres juntamente continuaron la Visita. El día diez visitaron la de Santa María y después visitaron las hermitas (sic) que son en término de la dicha villa en ciertos días siguiente las quales son de San Benito o Santa María de Guaditoca o de San Pedro e la Celda e de Santa Marina las quales están asentadas cada una dellas en su lugar.

Después visitaron la persona de Don Fadrique Enriquez comendador de Guadalcanal y la casa con su castillo. También fueron los visitadores a ver el monasterio de San Francisco que de nuevo se hace por D. Enrique Enriquez comendador que fue de Guadalcanal, y a su costa. Item visitaron los bienes que la Mesa Maestral tiene en la dicha villa de Guadalcanal presentando los vecinos los títulos de las casas, huertas, viñas y otras heredades que tenían de la Orden.

El comendador Don Fadrique estaba en Sevilla -tenía su casa en la calle San Luis y se estaba construyendo la casa de Pilatos- por lo que su mayordomo Juan González de Gonzalo Yanes de Guadalcanal dio a los visitadores las cuentas de la encomienda del año 1493 y mandó un mensajero a Sevilla para que se presentase el comendador. Vino éste y visitaron su persona en la tribuna de la Iglesia de Santa María según la forma dispuesta por la Regla de la Orden. Hizo la venia y presentó a los visitadores dos libros de la Regla, uno en latín y otro en romance y fue preguntado si tenía caballos y armas, entre otras cosas. Después fueron con él a ver la casa de la Orden con el circuito que llaman el castillo.

La Iglesia de Santa María tenía dos curas beneficiados, Bartolomé de Arcos que era de la Orden y estaba al servicio de la princesa y Diego González Tasajo que es el que estaba en Guadalcanal. El cura de Santa Ana era Pedro Yanes desde 1488 y el de San Sebastián, Pedro López desde 1482. Eran capellanes Rodrigo Yanes, Alonso Fernández el viejo, Gonzalo Méndez, Francisco Ortega, Diego de Simancas, Juan Martínez y Juan Pérez Gimón.

Tenían las iglesias de Guadalcanal 1370 parroquianos. Santa María 800, Santa Ana 320, San Sebastián 250.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Respuesta a un despacho de Juan de Silva y Pantoja de 10 de octubre de 1797, siendo Rey Carlos IV

Publicado en la Revista de Guadalcanal año 1990. Sin autor

Se llama Guadalcanal, es villa de Jurisdicción Ordinaria, y tiene a la distancia de dos leguas una aldea pedanía llamada Malcocinado.

Dista de la ciudad de Llerena, cabeza de su partido, cuatro leguas y de la capital de Badajoz de esta provincia, veinte y dos, y de la corte de Madrid, sesenta y cinco.

La citada villa es territorio de la Orden de Santiago.

Tiene setecientas casa útiles y dieciocho arruinadas.

Las casas Consistoriales se hallan demolidas, hay una pieza que sirve de cárcel pública, un real pósito, una carnicería, un matadero, 47 molinos sepan: 13 de aceite y 34 de zumaque, 3 tenerías, cuatro puestos de venta de aceites por menor y cuatro de vinos y aguardientes que los ponen los abastecedores de esta especie, 3 posadas o mesones.

Hay dos Hospitales, uno de los pobres transeúntes, llamado de Santiago a cargo de su mayordomo D. Ramón García y otro de enfermos, titulado la Caridad, a cargo de su mayordomo D. Bartolomé Olmedo y en donde habita una enfermera, y en la actualidad no hay enfermos en él, siendo el número de expósitos que se están criando a cargo de sus respectivos amos, de 14.

No hay en este pueblo colegio de educación para la industria y artes.

En esta villa hay tres escuelas de primeras letras, a cargo de tres maestros, siendo el número de niños que se enseñan de doscientos, hay cinco maestras que enseñan niñas a coser y el número de estas es de 160.

No hay en esta villa Universidad alguna y sólo un estudio de Gramática en el convento de religiosas de San Francisco, extramuros de ella, que su lector o preceptor es un religioso, cuyo estudio es fundación, que hizo D. Nicolás de Ortega y Toledo, siendo el número de estudiantes el de 24.

Hay en esta villa 406 varones y 399 hembras hasta 7 años, 390 varones y 286 hembras de 7 a 16, 186 varones y 169 hembras de 16 a 25 años, y de esta edad 70 casados y 71 casadas y una viuda, de 25 a 40 años, 68 varones y 44 hembras solteros, 368 casados y 360 casadas, 10 viudos y 14 viudas, de 40 a 50 años, 30 varones y 24 hembras solteros, 146 casados y 136 casadas, 24 viudos y 29 viudas, de 50 a 60, 25 varones y 49 hembras solteros, 36 casados y 38 casadas, 36 viudos y 66 viudas; de 60 a 70, 13 varones y 10 hembras solteros, 6 casados y cinco casadas, 22 viudos y 50 viudas; de 70 a 80, 4 varones y dos hembras solteros, 6 casados y cinco casadas, 5 viudos y 4 viudas; de 80 a 90, un viudo y tres viudas, de 90 a 100 un varón soltero y una viuda; de 100 arriba ninguno.

En esta villa hay tres parroquias y por consiguiente tres curas y tres tenientes de estos, 37 capellanes, tres insacris y uno de ellos a título de Patrimonio, cuatro de menores y cinco sacristanes, nueve acólitos, ocho ermitas, cinco fuera de la población y tres dentro de ella y no hay catedrales, colegiatas ni beneficiados.

En esta villa hay extramuros un Convento de Religiosos Franciscanos de la Provincia de los Ángeles y en él 19 religiosos de misa, 13 profesos, 5 legos, 4 donados y 4 sirvientes, dentro de la población, 3 conventos de religiosas, uno sujeto al provincial de los Ángeles, y los dos al ordinario de esta provincia de León, en ellos hay 34 religiosas de velo negro, 10 legos, 1 novicia y 3 sirvientes.

No hay dependiente alguno de Cruzada y sí dos de la Inquisición un Síndico de San Francisco.

En la milicia y el ejército hay 70 personas.

Hay en esta villa 6 títulos y mayorazgos, 25 nobles o hidalgos y 4 dependientes de rentas.

Hay en esta villa 4 escribanos, 3 procuradores, dos abogados, 1 alguacil y dos ministros ordinarios.

Hay dos médicos, dos boticarios, un cirujano, 4 albeitares y herradores.

Hay 4 mercaderes con sus respectivas tiendas y no hay comerciantes.

Hay 150 labradores propietarios, 470 jornaleros, incluidos los criados de labranza, hay 56 ganaderos, hay 100 pastores.

Cazadores 3.

Cocineros 1.

Cerrajeros 5 y herreros 4.

Hay 5 sastres, 27 zapateros, un curtidor y un zurrador, dos boteros, cinco chocolateros, incluidos dos oficiales, 12 tejedores de lienzos y ropas de lino. Solo hay un fabricante de jabón.

Hay 50 artesanos (barberos, albañiles, molineros, tejeros y ladrilleros), 7 carpinteros, un tallista y un cestero de esparto.

Hay dos cereros, cuatro taberneros, cuatro fábricas de aguardientes.

Hay 30 criados domésticos (mozos de mulos y otros destinados al servicio de sus amos en el despacho y ventas de sus vinos).

lunes, 20 de febrero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 17

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

GONZALO DE BONILLA BARBA

(A.G.I., Contratación, 381 A-3)

Otro ejemplo de esta familia de indianos afortunados fue el mencionado, quien murió en Guanajuato hacia 1621. Su testamento es rico en detalles sobre sus relaciones familiares en Guadalcanal e Indias y su fortuna antes y después de marchar al Nuevo Mundo.

Era hijo de Gonzalo de Bonilla y de Mayor Barba, ambos vecino de Guadalcanal y parece de familia adinerada. Al menos recibió al casar con doña María de Esquivel, vecina de Llerena, distintas suertes de viñas que le dió su padre a cuenta de su legítima y una bodega; recibió como dote de su mujer 4.000 ducados y dos años más tarde su padre le daba otros pedazos de viñas. Al morir éste heredó otros bienes diversos. Además adquirió diversas suertes de viñedos en Guadalcanal redondeando sus posesiones.

En su matrimonio con doña María de Esquivel tuvo cuatro hijos un varón que murió a los 3 años; doña Catalina Vozmediano Mayor Barba, que murió doncella después de morir la madre y María de Esquivel. Casó en segundas nupcias con Ana de los Reyes (hija de Juan Delgado y de Francisca Rodríguez, ambos vecinos de Guadalcanal) en los dos años de matrimonio tuvieron a Francisca Rodríguez, que murió niña y a Ana de los Reyes Bonilla. Con este enlace no obtuvo bienes algunos y a los dos años de casado vendió parte de sus viñas (a María Delgado, hermana de su segunda mujer) y marchó a Indias. Se estableció en Guanajuato donde ya operaban como mineros sus paisanos los Castilla y como mercaderes los Ramos, entre otros. Comenzó como mercader, asociándose en compañía con Juan de Castilla Calderón, vecino de México y sin duda hermano de Alvaro de Castilla Calderón, que se dedicaba al comercio, a la financiación de mineros y directamente a la minería. Estableció su tienda en el real de minas de Santa Ana y el mismo Alvaro de Castilla tomó participación en la compañía agrandando el capital y sus operaciones.

Debieron proporcionar éstas buenas ganancias a Bonilla, ya que tras tres años regentando la tienda y dejar dicha compañía, arrendó diversas haciendas de minas, comenzando su experiencia minera. Así tuvo las de Francisco de Alarcón, la de Bartolomé Sánchez Palomino (que fue de Pedro de Bustos). Más tarde compraría a los herederos de Bustos esta misma hacienda, otra a Jerónimo de Obantes y otras más, a la par que participaba en diversos lugares de minas, contando con hacienda propia de beneficio e indios trabajadores.

Así como en sus actividades mercantiles primeras aparece relacionado con sus paisanos Juan y Alvaro de Castilla Calderón (minero este último también), en su empresa minera aparece vinculado a otros paisanos, e igual en su vida social en Guanajuato. Tenía estrechas relaciones con Luis de Castilla Chávez, alguacil mayor de minas y mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, casado con Beatriz Ramos, dedicado también al negocio minero y cuyas casas lindaban pared con pared. Hernando Ramos y Garcia Ramos Caballero, vecinos y mercaderes de Guanajuato, además de aparecer como sus fiadores en alguna ocasión, mantuvieron relaciones comerciales con Bonilla, como también Cristóbal Martín Zorro (sin duda también de Guadalcanal por su apellido). Los Ramos, que contaban con minas, fueron sus albaceas testamentarios. Curiosamente como testigos de su testamento figuran otro de este apellido (Pedro), Luis de Castilla Chávez y Alonso de Castilla y como minero un Pedro Jiménez Gavilanes con apellido típico de su villa natal.

Al final de su vida contaba con diversas participaciones de minas en San Nicolás y en el Realejo Viejo; cuatro minas en San Bernabé, que había adquirido por compra a los herederos de García de Contreras Figueroa; otra mina comprada a Isabel de Lucio; otra en San Martín (que fue de Martín Lorenzo) y la de San Nicolás en el Realejo del Fuerte. Su hacienda de minas en explotación procedía de la unión de las adquiridas a Obantes y Burgos, contaba con 22 indios como trabajadores y las explotaba directamente. En otra de sus minas tenía parte su propio criado Pedro Delgado, tal vez pariente de su segunda mujer, y que estaba al servicio de su casa desde 1620 (mucho después que Bonilla hubiera llegado a Nueva España). Tenía además diversos criados indígenas y otros bienes.

Su hacienda de minas fue rematada en subasta pública por el licenciado Diego Gómez, beneficiado del Real de Minas y minero, en 4.500 pesos de oro.

Pagadas las deudas y mandas de Bonilla se hizo almoneda y venta de sus bienes que alcanzaron un total de 10.356 pesos, a los que descontados gastos y descargo por un total de 9.991 pesos, quedaban para sus herederos 365 pesos. A Sevilla llegaron 340 (85.080 mrs.) en 1634 que cobraron Miguel Ortíz Hidalgo, viudo de doña María de Esquivel, hija del primer matrimonio de Bonilla; Gonzalo Yáñez, vecino y regidor perpetuo de Guadalcanal, viudo de doña Catalina Vozmediano, hija del primer matrimonio también, en nombre de sus hijos Gonzalo Yáñez y doña Inés de Bonilla (en quien renunció la herencia su hermano siendo ésta monja profesa) y Ana de los Reyes Bonilla, hija del segundo matrimonio.

BIBLIOGRAFÍA

1 Ortiz de la Tabla Ducasse, Javier: Emigración a Indias y fundación de capellanías en Guadalcanal. Siglo XVI y XVI, en Actas de las I Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1981, Tomo I.

2 Los expedientes y documentos de capellanías se encuentran en la sección Capellanías (C) del Archivo Arzobispal de Sevilla (A.A.S.), en los siguientes legajos. 856-3; 858-5; 859-6; 860-7; 862-9; 866.13; 871-18; 837-20. Los relativos a bienes de difuntos se hallan en la sección Contratación del Archivo General de Indias de Sevilla (A.G.I.) en los siguientes legajos. 202-10; 203-12; 256 A-1; 264-9; 276-1; 276-2; 312-9; 316-A; 326-A; 351-B; 362-7; 378-3; 381 A-3.

3 Ortiz de la Tabla Ducasse, Javier: op. cit., págs. 450-454.

4 Vid. Catálogo de los Fondos Americanos del Archivo de Protocolos de Sevilla. Sevilla, 1930-1937, 5 vols., y Bermúdez Plata, Cristóbal: Catálogo de pasajeros a Indias, 1509-1559. Sevilla, 1940-1946. 3 vols. y Boyd-Bowman, P.: Índice geobiográfico de 40.000 pobladores es… XVI. Bogotá 1964 y México, 1968, 2 vols.

5 Ortiz de la Tabla Ducasse, Javier: op. Cit., págs 448-449.

6 Boyd-Bowman, P. op. cit., tomo II, pág. 263.

7 Brading, D. A.: Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). Madríd, 1975.

8 … A.G.I. México. 322 y Consulados 313.

sábado, 18 de febrero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 16

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

ANTONIO DE BASTIDAS

(A.A.S., Capellanías, 871-18)

Pocos datos contamos de Bastidas salvo algunas relaciones familiares en Guadalcanal e Indias. Era hijo de Gonzalo Yáñez de la Bastida y de Catalina Espariegos, perteneciente a una prolífica familia de indianos de Guadalcanal: Bonilla y Bastidas. Nieto del alcaide Francisco González Abasta y de María de Bonilla, se asentó en México, junto con su hermano Cristóbal de Bonilla Bastida, sin que sepamos su ocupación. Allí estuvo también relacionado con paisanos suyos, testigos a la hora de testar. Hernando Ramos y Rodrigo Ramos, que aparecerán más tarde dedicados a la actividad minera, que tal vez sería la misma de Bastidas.

La familia contaba con enterramiento propio en el Convento de San Francisco de Guadalcanal, a la que enviaría una manda para misas, y él instituyó una capellanía en la Iglesia Mayor, dotada con 12.000 pesos de oro. Nombró capellán de la misma a su primo el licenciado Francisco de Monsalve, quien se benefició de varias capellanías indianas fundadas por varios de sus familiares.

ALONSO LÓPEZ

(A.A.S., Capellanías, 856)

Homónimo de otro de sus compatriotas indianos, era hijo de Benito López y de Gerónima de la Rosa, naturales de Cazalla pero avecindados en Guadalcanal.

Murió hacia 1620 en Tlaxcala fundando una capellanía en la iglesia de Santa Ana de su villa natal, destinando para ella una suerte de tierras de 70 fanegas y unas casas de la calle larga de Cazalla, más 3.000 pesos de plata doble mexicana, instituyendo como herederos a los hijos y descendientes de su hermana Nicolasa de la Rosa y a los de Juan González Pecero y Catalina Muñoz Remusgo (ambos apellidos de indianos del pueblo), cuyo parentesco con el fundador se desconoce.

jueves, 16 de febrero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 15

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

DIEGO RAMOS. EL RICO

(A.G.I., Contratación, 202-10 y 203-12)

(A.A.S., Capellanías 858-5 y 859-6)

Como el anterior es un típico indiano del XVI al que consignamos por la vigencia de sus mandas en el XVII y como prototipo. Su calificativo o mote en el pueblo de Diego Ramos, el Rico, demuestra, una vez más, el impacto causado por su fortuna en el Nuevo Mundo. impacto decisivo para animar a otros de sus paisanos y familias (que fueron de éstos bastantes) para seguir sus pasos en Indias.

Era hijo de Diego Ramos, el Viejo, y de Elvira Rodríguez de León. No sabemos la fecha de su pase a Indias, salvo que testó en 1556 en México donde estaba avecindado; allí debió morir y ser enterrado en el convento de San Agustín, como su paisano López de la Torre, ya que en él contaba con una capellanía. Otra mandó fundar en Guadalcanal con 3.000 ducados de sus bienes y para misas por su alma y los de su linaje, además de ordenar que con este dinero se comprara también una carnicería que había junto a la iglesia de San Sebastián "y se quite de tal negocio por la reverencia que se debe tener".

Destinaba otros 1.000 ducados para construir una capilla con arco y una reja de hierro, un altar de piedra labrada, con sus gradas, con un retablo mediano pintado con un crucifijo, Nuestra Señora y San Juan, debiendo poner un letrero en la reja donde constara el nombre del fundador de la capilla. En ella podrían ser enterrados los miembros de su linaje que quisieran. Contaría con una pila de piedra para el agua bendita. Como patrón de la capellanía nombraba a su hermano Rodrigo Ramos y tras él su hijo; en segundo lugar, a falta de los anteriores, a su sobrino García Ramos, hijo de su hermano de igual nombre y ya difunto al testar Diego, y en tercer lugar al pariente más cercano, además del guardián del convento de San Francisco de Guadalcanal; debía contar con dos capellanes, uno de ellos del mismo linaje que el fundador. En 1602 era capellán Rodrigo de Bonilla Gálvez, deudo de Diego Ramos.

Su hermano Rodrigo pasó a Nueva España en 1558 con una licencia de estancia de tres años, sin duda para hacerse cargo de la herencia de su hermano; D. José Maldonado Cabrera, cuarto nieto de Rodrigo Ramos, disfrutaría como capellán la fundación de su antepasado ya en el siglo XVIII. En esta centuria los bienes de la misma estaban constituidos… Guadalcanal y siete escrituras a censo impuestos sobre un molino de aceite, viñas, casas y olivares de Cazalla, Villafranca y el mismo pueblo.

ALVARO DE CASTILLA CALDERÓN

(A.G.I.. Contratación, 316 A)

Pertenecía a una familia de Guadalcanal considerada "rica y poderosa” pese a lo cual, como otros de su pueblo, había marchado a Indias donde hizo fortuna en México y Guanajuato. También como varios paisanos en este virreinato se dedicó a la minería conociendo los avatares y reveses de esta ocupación. Con él habían estado en la capital mexicana y en Guanajuato Diego Gutiérrez, sastre de Guadalcanal, Pedro Sánchez Holgado, Rodrigo de Ortega y Agustín de Sotomayor, quienes habían regresado al pueblo contando la inmensa fortuna amasada por Castilla.

Este destinó 50.000 ducados de su hacienda para erigir un hospital en la villa, si bien como en otros muchos casos tuvo que pasar bastante tiempo para que la obra comenzara. El dinero llegó a su hermano Rodrigo de Castilla, Francisco de Torres, que había estado también en Guanajuato, denunció que dicha cantidad la había recibido Alvaro de Castilla de un amigo suyo muerto en el Real de Minas. Otro denunciante fue el maestro mayor y albañil del pueblo Juan Ruiz Callejón quien ponía en duda el origen del dinero como perteneciente a Castilla. Doña Isabel de Castilla, sobrina carnal del fundador indiano, denunció al maestro de obras y logró ponerlo en prisión (de la que escapó) demostrando contar con más de 34.000 ducados para la obra y ser procedentes de su tío, que los había enviado con su criado Pedro de Ledesma hacía más de 20 años.

Las rentas establecidas con tal capital las administraba un primo de doña Isabel, Rodrigo de Castilla, alguacil mayor de la villa.

Curiosamente doña Isabel era viuda de Diego Ramos Gavilanes, sin duda de la misma familia del minero visto anteriormente.

Alvaro de Castilla además del hospital hizo diversas limosnas para la iglesia de Santa María.

martes, 14 de febrero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 14

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

JERÓNIMO DE ORTEGA FUENTES

(A.A.S., Capellanías, 862-9)

Testaba en Panamá en 1600 cuando se preparaba para hacer el viaje de regreso a España, que sin duda quedó truncado por su muerte. Pocos datos conocemos de él salvo su filiación e institución de una capellanía.

Era hijo del bachiller Juan de la Fuente y de Leonor Suárez de Ortega (apellido éste de varios mercaderes indianos del pueblo), muertos ambos antes de 1600.

Instituyó una capellanía con 2.000 ducados de Castilla, en la sepultura de su padre, haciéndose a su costa un altar y unas puertas para dicha capilla de la iglesia mayor, además de ordenar un número determinado de misas en distintas festividades.

El primer capellán, nombrado por Ortega, sería Jerónimo de Ortega, su sobrino, hijo de su hermana Guiomar Suárez, y tras él Lope Hernández (hijo de ésta también) o el pariente más cercano. El patrono sería un hijo de Guiomar Suárez cuando alcanzara la mayoría de edad y mientras el presbítero Luis de Ortega, primo del fundador, como hijo de Diego Ramos de Ortega (hermano de doña Leonor Suárez, antes mencionada). En caso de haber algún impedimento para la capellanía, los bienes destinados a las misas de ella serían para otra hermana de Ortega: Francisca Rodríguez.

BEATRIZ DEL CASTILLO

(A.G.I., Contratación, 351 B)

Otros bienes de los llegados a Guadalcanal destinados para misas fueron 203 pesos de la herencia de Beatriz del Castillo.

Hija de Pedro Méndez y María Riañes, ambos naturales del pueblo y ya difuntos en 1619, parece pasó a Indias con su marido Alonso González Sancha individuo sin duda también de la misma naturaleza. En 1555 había pasado desde Guadalcanal a Nueva España otro vecino: Juan González de Sancha, tal vez pariente del anterior.

Beatriz del Castillo testaba en 1619 en la ciudad de Lerma, en el valle de Salta (Tucumán), ante su confesor fr. Juan de Zafra, el bachiller Juan de Rivera Valdés, su nieto Alonso de Tapia y Francisco López, dejando como albaceas al capitán D. Lorenzo de Céspedes y Tomás de Pinedo y Montoya, ambos vecinos de Lerma. Al no saber firmar lo hizo uno de los testigos en su nombre.

De sus bienes destinaba el producto de 600 ovejas de su propiedad que había enviado al Perú con Pedro Fernández Pedroso, para mandarlo a Guadalcanal para decir misas en sufragio de su alma, la de su marido y padres. En 1622 llegaron 203 pesos a la Casa de la Contratación, que fueron reclamados por el licenciado Diego Fernández de la Barba, cura de Santa Ana de Triana, en nombre de Francisco Muñoz del Castillo, colector de la iglesia de Santa María de Guadalcanal.

ALONSO LÓPEZ DE LA TORRE

(A.A.S., Capellanías, 856-3 )

Tanto éste como Diego Ramos, el Rico, que le sigue, son indianos del siglo XVI, si bien los consignamos ahora como prototipo de tales en Guadalcanal y por estar en vigencia sus mandas y legados en el XVII.

Alonso López de la Torre era hijo de Juan López de la Castellana y de Mayor Rodríguez, ambos vecinos de Guadalcanal, que además de al susodicho procrearon a Francisco Núñez de la Torre, Juana López y a Teresa García. En 1527 su tío (debe ser paterno) García Núñez de la Torre dejaba el pueblo y se establecía en la Nueva España siendo así uno de los primeros colonos del virreinato. Tuvo fortuna como minero explotando minas en Zumpango (donde se encontraba en 1535), en Escango y más tarde en Taxco, donde explotaba una hacienda de minas con casas, ingenios, esclavos y las herramientas pertinentes, además de contar con otros bienes. Este pionero de la explotación minera mexicana sin duda fue ejemplo para muchos que le siguieron y sobre todo estímulo para otros de sus paisanos, siendo los más inmediatos, por parentesco, sus propios sobrinos Alonso López y Francisco Núñez.

García Núñez de la Torre, rico y próspero, parece no tuvo descendencia de su enlace con Francisca Cherinos, por lo que sin duda reclamó a sus sobrinos para que le ayudaran en sus negocios y finalmente hacerles partícipes de su fortuna, dejándolos como herederos. Fue sin duda la causa primordial y determinante de la emigración de ambos y de su establecimiento en Taxco.

Alonso López de la Torre y su hermano, como copropietarios, explotaron las minas de su tío y al testar el primero dejaba al otro el tercio de sus bienes una vez cumplidas las mandas de su testamento; su universal heredera sería su madre, aún viva, y en caso de su fallecimiento el susodicho Francisco Núñez de la Torre.

Avecindado en Taxco pero residiendo en México durante una enfermedad que le movió a testar, ordenaba su entierro en el monasterio de San Agustín de la capital. Fue pródigo en mandas para misas y obras pías: para las cofradías del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Rosario de México; a San Juan de Letrán; a los pobres de los hospitales de Nuestra Señora, de las Bubas y el Real de indios; a las mandas forzosas; a las iglesias de Nuestra Señora de la Concepción y de la Veracruz de Taxco; 300 misas en México y Taxco; 600 en Santa Ana de Guadalcanal (a las que destinaba 100 pesos de oro). Además mandó fundar, con 1.500 pesos de oro común de sus bienes, una capellanía en la iglesia de Santa Ana de su villa natal, donde había fundado otra anteriormente su tío y la mujer de éste. Las misas de la misma debían celebrarse en un arco que mandaba construir junto al altar de San Cristóbal, destinando 50 ducados para conseguir licencia para erigirlo más 50 ducados para su construcción y limosna. Nombraba patrón de ella a su hermano Francisco Núñez y capellán a su sobrino Juan López (hijo de su hermana Juana López y de Ruy González de Otero); mientras que éste llegaba a la edad suficiente para gozar la capellanía el patrón nombraría capellán.

Además legaba 200 pesos de oro común a su hermana Juana López; 100 a su hermana Teresa García; 50 ducados de Castilla a su primo Juan Jiménez para ayudar a casar a la hija mayor que tuviere; a Juana López, moza que él había casado, 100 pesos de oro y otros 100 al hermano de ésta, Alonso. Junto a estas mandas de Guadalcanal recordaba a la viuda María de Lasarte(?), vecina de Taxco, por sus buenos servicios y para ayudar a casar a su hija. A su hermano, como queda dicho, le dejaba el tercio de sus bienes, descontadas mandas, y como universal heredera a su madre.

En la primera mitad del siglo XVIII los bienes de la capellanía estaban compuestos por unos 232.400 maravedises de principal a censo, más unas 40 fanegas de trigo en sembradura en el sitio del Molinillo, 25 de las cuales estaban desmontadas y eran regables, sembrándose lino y "fraijones".

domingo, 12 de febrero de 2012

Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la metrópoli – Siglo XVII - 13

Por Javier Ortiz de la Tabla Ducasse - III Jornadas de Andalucía y América. Huelva 1983

JUAN BONILLA MEXÍA

(A.A.S., Capellanías, 862-9)

Otra de las capellanías indianas de la iglesia mayor de Guadalcanal fue fundada por este sujeto, hijo de Gonzalo de Bonilla Mexía y de Mayor Ramírez y como tal pariente de varias familias de emigrantes del pueblo.

Salvo estos datos casi nada conocemos del fundador, que se encontraba en Cuzco y Lima hacia 1621. En esta fecha enviaba a su hermana (María de Bonilla) una barra de plata con Esteban Martínez Gondal, para que pudiera profesar como monja. Sabiendo después su muerte, Juan de Bonilla ordenaba a Francisco González de Bonilla que con el producto de su envío hiciera una capellanía en el pueblo, reservándose el nombramiento del patrón para cuando él mismo regresara a España.

No sabemos si regresó o bien murió en Indias (que parece lo más probable) pero sí la institución real de la capellanía, que disfrutaron como capellanes sus parientes Rodrigo de Bonilla Gálvez, Cristóbal de Bonilla Zorro y Pedro de Bonilla Gálvez, entre otros.

La fundación se hizo con 6.400 reales que quedaron una vez pagados los gastos de entierro de doña María de Bonilla, que fueron invertidos en tres censos.

PEDRO MARTíNEZ PAVA

(A.G.I., Contratación, 326 A)

Es el único cura que encontramos en el grupo de indianos recopilados en esta ocasión. Hijo de Jerónimo González de la Espada y de Juana Hernández de la Pava, contaba con otro hermano de igual nombre y apellidos que el padre de ambos, que parece quedó en Guadalcanal y casó con María de Bonilla. Recuérdese la frecuencia de este apellido y la existencia de otros de la Pava y de la Espada entre los indianos del pueblo.

Había salido de su tierra hacia 1585, manteniendo “en todo este tiempo mucha comunicación" con su hermano y su sobrina doña Isabel Bautista de Bonilla, quien en 1615 hacía gestiones para cobrar la herencia de su tío. Precisamente una carta suya, firmada de su puño y letra fue presentada en los autos realizados para la cobranza de esta herencia.

Doncella doña Isabel y sola tras la muerte de sus padres, reclamó los cortos bienes de Martínez Pava como única heredera.

Otro de sus parientes estantes en Lima, el licenciado Francisco Núñez de Bonilla, le había escrito en 1615 notificándole la muerte de su tío, como cura de Cajatambo y abintestato, por lo que por "parentesco y amistad" había abierto sus cartas y se había interesado por sus bienes. Lamentaba la situación de doña Isabel, sola y sin tomar estado "ni dote tan suficiente como las personas de la calidad de V. M. han menester", lo que parece indicar la significación social en el pueblo de esta familia y también sus cortos medios, que sin duda fueron factores que incidieron en la emigración de algunos de sus miembros.

Temiendo Núñez de Bonilla que al morir Martínez Pava en su doctrina, hubiera ocultación y merma de sus bienes, hizo gestiones en Lima ante el juez mayor de bienes de difuntos para poder remitir cuanto antes la herencia de su pobre e hidalga pariente, lo que por fin consiguió llegándole a doña Isabel unos 389 pesos.

DIEGO GONZÁLEZ HOLGADO

(A.G.I., Contratación, 256 A-1)

Dentro del ámbito del virreinato peruano, pero en los límites de la Audiencia de Quito, encontramos a este indiano, salido de Guadalcanal hacia 1591, según propia declaración. Como otros, había dejado su familia y cortos bienes en el pueblo para hacer fortuna en el Nuevo Mundo.

Era hijo del Dr. Gonzalo García Espinel y de Teresa Yáñez Holgado, ambos naturales y vecinos del pueblo, donde parecen familia de cierta relevancia social, contando con enterramiento en el convento de San Francisco de Guadalcanal donde estaba enterrado el abuelo paterno, Gonzalo García. Casó Holgado con Inés Díaz de la Parra, hija de Melchor Núñez de Cáceres y de Ginesa de Morales, de la que tuvo tres hijos: Melchor de la Parra, que ingresó como franciscano, Cristóbal González Holgado, que en ausencia de su padre se ordenó de clérigo de Evangelio y Mayor González Holgado, de 22 años al testar su padre en 1598.

Contaba en el pueblo con casas de morada, bodega, bienes dotales recibidos con su mujer y otros varios. Se estableció en la ciudad de Loja, que había ido prosperando como asiento hispano y por su entorno minero desde su fundación, y allí abrió tienda de menudeo, cordobanes y otros artículos, dedicándose también a prestar dinero a diversos individuos, tal vez relacionados con la actividad minera. En Loja testó y disponía su entierro, así como diversas mandas piadosas y misas repartidas entre di cha ciudad y Guadalcanal.

En los seis años de ausencia su familia tuvo frecuente comunicación epistolar con él desde Loja y otras villas; su viuda y su hija, mencionada esta como Agueda González en 1600, cobraban 188 pesos de oro y 828 pesos corrientes de a nueve reales, procedentes de su herencia.