La capilla de San Vicente Ferrer de Guadalcanal y la antigua Hermandad del Rosario de la Aurora.
Salvador Hernández González.
Revista Guadalcanal año 2000
Ya en 1855 el Ayuntamiento de Guadalcanal había solicitado
a las autoridades eclesiásticas de la
Orden de Santiago la cesión de las ermitas de San Vicente y
de los Milagros para instalar en ellas las Casas Consistoriales y escuelas 5, lo que parece que no se llevó a
cabo, aunque una década después, con motivo de la Revolución de septiembre
de 1868, el templo fue incautado por la Junta Revolucionaria
que tomó el poder en la localidad, siendo desmontados los retablos y púlpitos,
todavía sin instalar cuando en 1874 es devuelta la capilla 6. Al año siguiente de 1875 el templo
estaba ya restaurándose y se preveía su pronta apertura al culto, para la cual
el 10 de abril de dicho año el Párroco Don Juan Climaco Roda solicitaba permiso
al Arzobispado de Sevilla -jurisdicción eclesiástica a la que la localidad se
había incorporado por entonces-, bendiciéndose finalmente la capilla el
siguiente 18 de abril. Por esa época el capellán de la Hermandad celebraba en
San Vicente la misa de los domingos y festivos, después de cantado el Rosario
por las calles del pueblo, además de los Septenarios de San José y de la virgen
de los Dolores, la Función
anual de la cofradía el día de la Circuncisión del Señor, con sermón y exposición
del Santísimo, y los oficios de Semana Santa el sermón de la Institución de la Eucaristía 7.
Sin embargo no tardaron en presentarse nuevamente las
fricciones entre la autoridad eclesiástica y la municipal. El 4 de febrero de
1876 el Gobierno Civil de la provincia exponía al Arzobispado sus quejas sobre
el párroco de Santa María de la
Asunción , quien se había negado a que el templo de San
Vicente se utilizase como colegio electoral, a lo que se respondió desde la Mitra alegando que el
Ayuntamiento de Guadalcanal debería haberse dirigido al Palacio Arzobispal,
"única jurisdicción a quien
corresponde ceder para un servicio profano las iglesias abiertas y destinadas
al culto público", y no al citado párroco de Santa María, con lo
que se hubiese conseguido la pertinente autorización para instalar el colegio
electoral en la citada capilla y se habrían evitado los enfrentamientos entre el
párroco y el alcalde 8, agravados
por la incautación de dicha ermita el 20 de enero de dicho año por parte del
Ayuntamiento, quien la devolvió a las manos de la Iglesia el 13 de marzo del
año siguiente 9.
Todavía a fines del siglo XIX la Hermandad del Rosario de
la Aurora
permanecía activa en su templo de San Vicente, saliendo en procesión "todos
los días de madrugada cantando el Santo Rosario por las calles de la población,
y costeando el estipendio de la misa que se celebra en dicha ermita los
días festivos terminada la procesión", según informaba al Arzobispado
el Mayordomo de la misma, Don Rafael Arcos Romero, al tiempo que solicitaba permiso
para emprender en dicho templo la construcción de un coro en alto a los pies de
la nave al objeto de albergar a los numeroso fieles que concurrían a los
cultos, obra que había sido tasada en 900 reales por los alarifes locales 10.
No volvemos a tener más noticias de la capilla y hermandad
hasta los primeros años del siglo XX. Todavía en 1914 salía diariamente el Rosario
de la Aurora ,
celebrándose en noviembre la
Novena de Animas 11. Sin embargo, la decadencia por la que atravesaba la cofradía del
Rosario era irreversible, llegando a disolverse en 1916 y pasando sus libros y
objetos a la Parroquia
de Santa María, aunque su extinción canónica no se planteó hasta el decreto
dado por el Cardenal llundain el 4 de junio de 1925, año en que el Arzobispado
se plantea la venta de la capilla de San Vicente, cerrada al culto desde 1917 y
sirviendo como almacén, aunque conservando los retablos y algunas imágenes. Los
pocos hermanos que perduraban de la cofradía del Rosario alegaron el siguiente
9 de julio la propiedad de la
Hermandad sobre el edificio, oponiéndose a su enajenación y
nombrando una Junta de Gobierno interna para reorganizar la corporación. No
sabemos si la Hermandad
logró salir de su postración, aunque sí se consiguió paralizar la venta,
suspendida por decreto arzobispal del 16 de septiembre de dicho año. Ya en 1931
el Párroco de Santa María recibió algunas peticiones para destinar el edificio
a escuela, lo que fue desestimado por la Mitra 12.
Finalmente, en los desgraciados sucesos de 1936 el edificio
fue saqueado, destrozándose sus retablos e imágenes 13. Gracias a un inventario de 1924
podemos hacernos a la idea del patrimonio artístico perdido 14. El retablo mayor era de madera
tallada, presidido por la
Virgen del Rosario, acompañada a los lados por Santo Domingo
de Guzmán y San Vicente Ferrer, imágenes todas de talla. En sendos retablos
laterales se veneraban un Crucificado y San Antonio, respectivamente. y ya en
la nave, dentro de hornacinas formadas en los muros, las esculturas de San
José, procedente del antiguo convento de Santa Clara e interesantísima obra atribuida
a Juan de Mesa 15 y San Diego
de Alcalá. Sobre las pilastras del presbiterio se situaban dos pinturas
procedentes del desaparecido convento de San Francisco.
Hoy sólo podemos contemplar, como recuerdo de esta
desaparecida devoción del Rosario, la antigua capilla de San Vicente, sobrio y
sencillo edificio barroco compuesto por una sola nave con planta de cruz latina
cubierta por bóveda de cañón y lunetos y media naranja sobre el crucero 16, la cual se trasdosa al exterior por
medio de tambor poligonal cubierto con linterna ciega, siguiendo un modelo muy
difundido en la época por Extremadura. Al interior se accede por medio de
simples portadas adinteladas, apilastradas y rematadas por frontones,
destacando en la fachada de los pies una sencilla espadaña de vano único.
BIBLIOGRAFÍA
1)
ROMERO MENSAQUE, Carlos José: "La conformación popular
del universo religioso: los Rosarios públicos y sus Hermandades en Sevilla
durante el siglo XVIII", en Religión y Cultura, vol. I. Consejería de
Cultura de la Junta
de Andalucía -Fundación Machado, Sevilla, 1999. Pág. 428.
2)
Ibídem. págs.
428-429.
3)
ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (en adelante,
A.G.A.S.), sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 587:
Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
4)
A.G.A.S., sección III (Justicia), legajo 3703: Guadalcanal.
Sacramento en la ermita de San Vícente(1851).
5)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 275 (1855).
6)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 327 (1874).
7)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 632, expediente n." 11: Guadalcanal. Ermita de San Vicente. Sobre
su reedificación, bendición y Sagrado permanente (1875).
8)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 332 (1876): Guadalcanal. Parroquia de Santa María. Queja del Alcalde por
haberse negado el Cura a ceder la ermita de San Vicente para colegio electoral.
9)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 336 (1877).
10)
A.G.A.S., sección II (Justicia), serie Hermandades, legajo
225.
11)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 414 (1914).
12)
A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados,
legajo 587: Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
13)
HERNANDEZ DIAZ, José -SANCHO CORBACHO, Antonio: Edificios
religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los
pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937. Pág. 131.
14)
A.G.A.S., sección IV (Administración General), serie
Inventarios, legajo 693.
15)
GOMEZ MORENO, María Elena: Escultura del siglo XVII, vol.
XVI de "Ars Hispaniae". Madrid, 1963. Pág. 179; HERNANDEZ DIAZ, José:
Juan de Mesa. Escultor de Imaginería (1583- 1627). Sevilla, 1983.
Pág.82.
16)
HERNANDEZ DIAZ, José; SANCHO CORBACHO, Antonio; COLLANTES
DE TERAN, Francisco: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de
Sevilla, vol. IV. Sevilla, 1953. Pág. 224; V.V.A.A.: Guía artística de Sevilla
y su provincia. Sevilla, 1981. Pág. 583.
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