miércoles, 20 de marzo de 2013

IGLESIA SAN VICENTE DE GUADALCANAL (2 DE 2)



La capilla de San Vicente Ferrer de Guadalcanal y la antigua Hermandad del Rosario de la Aurora.
                             Salvador Hernández González. 
                  Revista  Guadalcanal año 2000
Ya en 1855 el Ayuntamiento de Guadalcanal había solicitado a las autoridades eclesiásticas de la Orden de Santiago la cesión de las ermitas de San Vicente y de los Milagros para instalar en ellas las Casas Consistoriales y escuelas 5, lo que parece que no se llevó a cabo, aunque una década después, con motivo de la Revolución de septiembre de 1868, el templo fue incautado por la Junta Revolucionaria que tomó el poder en la localidad, siendo desmontados los retablos y púlpitos, todavía sin instalar cuando en 1874 es devuelta la capilla 6. Al año siguiente de 1875 el templo estaba ya restaurándose y se preveía su pronta apertura al culto, para la cual el 10 de abril de dicho año el Párroco Don Juan Climaco Roda solicitaba permiso al Arzobispado de Sevilla -jurisdicción eclesiástica a la que la localidad se había incorporado por entonces-, bendiciéndose finalmente la capilla el siguiente 18 de abril. Por esa época el capellán de la Hermandad celebraba en San Vicente la misa de los domingos y festivos, después de cantado el Rosario por las calles del pueblo, además de los Septenarios de San José y de la virgen de los Dolores, la Función anual de la cofradía el día de la Circuncisión del Señor, con sermón y exposición del Santísimo, y los oficios de Semana Santa el sermón de la Institución de la Eucaristía 7.
Sin embargo no tardaron en presentarse nuevamente las fricciones entre la autoridad eclesiástica y la municipal. El 4 de febrero de 1876 el Gobierno Civil de la provincia exponía al Arzobispado sus quejas sobre el párroco de Santa María de la Asunción, quien se había negado a que el templo de San Vicente se utilizase como colegio electoral, a lo que se respondió desde la Mitra alegando que el Ayuntamiento de Guadalcanal debería haberse dirigido al Palacio Arzobispal, "única jurisdicción  a quien corresponde ceder para un servicio profano las iglesias abiertas y destinadas al culto público", y no al citado párroco de Santa María, con lo que se hubiese conseguido la pertinente autorización para instalar el colegio electoral en la citada capilla y se habrían evitado los enfrentamientos entre el párroco y el alcalde 8, agravados por la incautación de dicha ermita el 20 de enero de dicho año por parte del Ayuntamiento, quien la devolvió a las manos de la Iglesia el 13 de marzo del año siguiente 9.
Todavía a fines del siglo XIX la Hermandad del Rosario de la Aurora permanecía activa en su templo de San Vicente, saliendo en procesión "todos los días de madrugada cantando el Santo Rosario por las calles de la población, y costeando el estipendio de la misa que se celebra en dicha ermita los días festivos terminada la procesión", según informaba al Arzobispado el Mayordomo de la misma, Don Rafael Arcos Romero, al tiempo que solicitaba permiso para emprender en dicho templo la construcción de un coro en alto a los pies de la nave al objeto de albergar a los numeroso fieles que concurrían a los cultos, obra que había sido tasada en 900 reales por los alarifes locales 10.
No volvemos a tener más noticias de la capilla y hermandad hasta los primeros años del siglo XX. Todavía en 1914 salía diariamente el Rosario de la Aurora, celebrándose en noviembre la Novena de Animas 11. Sin embargo, la decadencia por la que atravesaba la cofradía del Rosario era irreversible, llegando a disolverse en 1916 y pasando sus libros y objetos a la Parroquia de Santa María, aunque su extinción canónica no se planteó hasta el decreto dado por el Cardenal llundain el 4 de junio de 1925, año en que el Arzobispado se plantea la venta de la capilla de San Vicente, cerrada al culto desde 1917 y sirviendo como almacén, aunque conservando los retablos y algunas imágenes. Los pocos hermanos que perduraban de la cofradía del Rosario alegaron el siguiente 9 de julio la propiedad de la Hermandad sobre el edificio, oponiéndose a su enajenación y nombrando una Junta de Gobierno interna para reorganizar la corporación. No sabemos si la Hermandad logró salir de su postración, aunque sí se consiguió paralizar la venta, suspendida por decreto arzobispal del 16 de septiembre de dicho año. Ya en 1931 el Párroco de Santa María recibió algunas peticiones para destinar el edificio a escuela, lo que fue desestimado por la Mitra 12.
Finalmente, en los desgraciados sucesos de 1936 el edificio fue saqueado, destrozándose sus retablos e imágenes 13. Gracias a un inventario de 1924 podemos hacernos a la idea del patrimonio artístico perdido 14. El retablo mayor era de madera tallada, presidido por la Virgen del Rosario, acompañada a los lados por Santo Domingo de Guzmán y San Vicente Ferrer, imágenes todas de talla. En sendos retablos laterales se veneraban un Crucificado y San Antonio, respectivamente. y ya en la nave, dentro de hornacinas formadas en los muros, las esculturas de San José, procedente del antiguo convento de Santa Clara e interesantísima obra atribuida a Juan de Mesa 15 y San Diego de Alcalá. Sobre las pilastras del presbiterio se situaban dos pinturas procedentes del desaparecido convento de San Francisco.
Hoy sólo podemos contemplar, como recuerdo de esta desaparecida devoción del Rosario, la antigua capilla de San Vicente, sobrio y sencillo edificio barroco compuesto por una sola nave con planta de cruz latina cubierta por bóveda de cañón y lunetos y media naranja sobre el crucero 16, la cual se trasdosa al exterior por medio de tambor poligonal cubierto con linterna ciega, siguiendo un modelo muy difundido en la época por Extremadura. Al interior se accede por medio de simples portadas adinteladas, apilastradas y rematadas por frontones, destacando en la fachada de los pies una sencilla espadaña de vano único.

BIBLIOGRAFÍA
1)     ROMERO MENSAQUE, Carlos José: "La conformación popular del universo religioso: los Rosarios públicos y sus Hermandades en Sevilla durante el siglo XVIII", en Religión y Cultura, vol. I. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía -Fundación Machado, Sevilla, 1999. Pág. 428.
2)     Ibídem.  págs. 428-429.
3)     ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (en adelante, A.G.A.S.), sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 587: Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
4)     A.G.A.S., sección III (Justicia), legajo 3703: Guadalcanal. Sacramento en la ermita de San Vícente(1851).
5)     A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 275 (1855).
6)     A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 327 (1874).
7)     A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 632, expediente n." 11: Guadalcanal. Ermita de San Vicente. Sobre su reedificación, bendición y Sagrado permanente (1875).
8)     A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 332 (1876): Guadalcanal. Parroquia de Santa María. Queja del Alcalde por haberse negado el Cura a ceder la ermita de San Vicente para colegio electoral.
9)     A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 336 (1877).
10) A.G.A.S., sección II (Justicia), serie Hermandades, legajo 225.
11) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 414 (1914).
12) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 587: Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
13) HERNANDEZ DIAZ, José -SANCHO CORBACHO, Antonio: Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937. Pág. 131.
14) A.G.A.S., sección IV (Administración General), serie Inventarios, legajo 693.
15) GOMEZ MORENO, María Elena: Escultura del siglo XVII, vol. XVI de "Ars Hispaniae". Madrid, 1963. Pág. 179; HERNANDEZ DIAZ, José: Juan de Mesa. Escultor de Imaginería (1583- 1627). Sevilla, 1983. Pág.82.
16) HERNANDEZ DIAZ, José; SANCHO CORBACHO, Antonio; COLLANTES DE TERAN, Francisco: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, vol. IV. Sevilla, 1953. Pág. 224; V.V.A.A.: Guía artística de Sevilla y su provincia. Sevilla, 1981. Pág. 583.


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