a través de la Historiografía artística:
Aproximación bibliográfica
Salvador Hernández González
Revista Guadalcanal año 2004
Ante tantas pérdidas, resulta
complicado el análisis de la evolución del patrimonio monumental de
Guadalcanal, dificultad acrecentada por la dispersión de las fuentes documentales
para su estudio, repartidas entre la propia localidad, las ciudades de Sevilla
y Badajoz y los ricos fondos de la sección de Ordenes Militares del Archivo
Histórico Nacional, sin olvidarnos de otros archivos de diferente naturaleza y
ámbito que potencialmente pueden tener interés para nuestro tema, como los de
San Marcos de León, Simancas, Chancillería de Granada, Indias, etc., amén de
los fondos de nutridas bibliotecas como la Nacional de Madrid, entre otras que pudiéramos
señalar.
En un primer escalón de estudio y
sin salir de la localidad, el Archivo Parroquial –que recoge la documentación
de las tres parroquias con las que antaño contamos , hoy reducidas a la de Santa María de la Asunción – registra en
las páginas de sus Libros de Fábrica la actividad de aquellos artífices –arquitectos, alarifes, canteros, escultores, pintores, orfebres, etc.– que de
una u otra forma laboraron en el ornato de nuestras iglesias, cuyos nombres
quedan registrados en los pagos que por su labor recibían por parte de la Fábrica Parroquial.
Esta relación laboral entre artista y cliente (que en este caso es el estamento
eclesiástico) quedaba regulada mediante escritura notarial que fijaba las características,
precio y plazos de ejecución y entrega del trabajo encomendado, documento que
se otorgaba por ambas partes ante escribano público, bien de nuestra localidad,
cuyas escrituras se conservan hoy en el Archivo Municipal , o bien de otros lugares en los que radicase
el taller artístico al que se le encomendaba la obra, como Llerena o Sevilla,
de los que en estos dos últimos casos sus escrituras notariales se hallan
depositadas en el Archivo Municipal llerenense y el Archivo Histórico
Provincial sevillano, respectivamente.
Completando los archivos locales,
hay que referirse seguidamente a los archivos eclesiásticos de Sevilla y Badajoz.
Sabido es que al extinguirse en la recta final del siglo XIX el Priorato de San
Marcos de León e incorporarse los territorios que lo integraban a la
jurisdicción del obispado de Badajoz, Guadalcanal formaba ya parte en lo civil
de la provincia de Sevilla, por lo que por lógica administrativa pasó en lo
eclesiástico a la Mitra
hispalense, adscribiéndose al Arciprestazgo de la vecina Cazalla como escalón
intermedio de la jerarquía eclesiástica. Estos cambios de filiación canónica,
consecuencia como vemos de la supresión de la jurisdicción eclesiástica que
hasta ahora había mantenido la orden de Santiago, determinaron que la
documentación que hasta entonces obraba en el extinguido Provisorato de
Llerena, del que como ya sabemos dependía Guadalcanal, pasase a engrosar los
fondos del Archivo del Obispado de Badajoz, remitiéndose al Palacio Arzobispal
de Sevilla sólo una parte de los documentos de nuestra localidad, especialmente
autos judiciales de asuntos civiles, conventos y capellanías de los siglos XVI
al XIX, hoy conservados en el Archivo General del Arzobispado, cerrado a la
consulta cuando se escriben estas líneas a causa de las obras de remodelación
acometidas en sus instalaciones para adecuarlas a las nuevas necesidades de
consulta por los investigadores. Decimos que al pie de la Giralda se halla una parte
de la documentación de Guadalcanal, porque en el archivo diocesano de Sevilla
faltan expedientes de otros asuntos, como obras de fábrica, cofradías y
hermandades, diezmos, informes de visitas canónicas, etc., de los que gracias a
ciertas citas bibliográficas y a las referencias verbales facilitadas por
algunos investigadores extremeños que nos honran con su amistad, sabemos que se
conservan en el archivo diocesano de la capital pacense, aunque su consulta no
resulta nada fácil por el especial celo con que el archivero los custodia y
regatea a los afanes de los investigadores. Y como colofón de este panorama
archivístico, la sección de Ordenes Militares del Archivo Histórico
Nacional completa el conocimiento ya no
sólo de nuestro arte, sino de nuestra propia historia, gracias a la continua
presencia de Guadalcanal en los fondos correspondientes a la Orden de Santiago, lo que se
advierte en documentos de muy diversa naturaleza, como pleitos, peticiones,
memoriales, privilegios, probanzas, etc., que patentizan nuestra rica e intensa
historia local. Para el estudio de nuestro patrimonio artístico contamos dentro
de esta sección con una fuente de especial valor, los denominados Libros de
Visitas, que contienen los informes efectuados sobre las localidades santiaguistas
por los Visitadores desplazados a las mismas para su inspección durante el último
tercio del siglo XV y a lo largo del siglo XVI. En estos documentos se recoge
una auténtica radiografía de la localidad, ya que se atiende a aspectos tan
variados como efectivos poblacionales, aspectos socio – económicos e
institucionales, y como no podía ser menos en siglos de tan extrema
religiosidad, todo lo relacionado con la vida religiosa, tanto a través de las
instituciones eclesiásticas – parroquias, conventos, ermitas, cofradías, etc. –
como en los edificios que les servían de sede, minuciosamente descritos en estos
informes. Visto el amplio abanico temático y la remota cronología de esta
documentación, no hace falta insistir en su valor como excepcional fuente
histórica para los territorios santiaguistas en general y Guadalcanal en
particular, como lo prueba el que estos informes hayan sido ampliamente
utilizados por algunos autores, que en su lugar serán citados, y por nosotros
mismos, decididos a divulgar el contenido de estos Libros de Visitas al ser
conscientes no sólo de su extraordinario interés, sino de la dificultad de su
consulta, ya felizmente mitigada al existir copia microfilmada de los mismos en
el Archivo Histórico Provincial de Badajoz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario