miércoles, 17 de febrero de 2010

"LAS QUERELLAS DEL REY ALFONSO", OBRA DE TEATRO DEL SIGLO XIX DE LA QUE UN ACTO TRANSCURRE EN GUADALCANAL

Por José María Álvarez Blanco

En las páginas de la Revista de Feria de 2008 relataba el hallazgo de una obra, supuestamente de Lope de Vega (El valiente Juan de Heredia), cuyo protagonista era guadalcanalense y cuyo primer acto transcurría en nuestro pueblo. Las expectativas que me habían animado en perseverar unos dieciocho años en el hallazgo de dicho texto, desde que conocí solo cuatro de sus versos, y la supuesta autoría, disminuyeron notablemente cuando tuve conocimiento que solventes hispanistas ya la habían catalogado como no escrita por El Fénix de los Ingenios. Por otro lado, razones tanto de tipo técnico, la calidad del verso, como sociológico, la conducta homófoba en grado sumo del personaje Juan de Heredia, la hacían totalmente inviable para ser representada por el animoso grupo de teatro de nuestra localidad, que responde al farandulero nombre de “La caja de cartón” y del que no he tenido la suerte de ver, hasta el momento, ninguna representación, aunque si seguir su programación y éxitos gracias a la página digital del Ayuntamiento.

Gracias, como no, a esa galaxia cultural llamada Internet, y a esa herramienta imprescindible de búsqueda conocida por Google, traigo hoy a estas páginas noticias de otro drama histórico en tres actos y en verso, titulado “Las querellas del Rey Sabio”, estrenado en Madrid el 19 de noviembre de 1858, del que es autor el escritor Luis Martínez de Eguilaz y Eguilaz (Sanlúcar de Barrameda, 1830 – Madrid, 1874).

Antes de hacer diversas consideraciones sobre el autor y el contenido de la obra, invito al (im)probable lector a ver una reproducción facsímil de la portada de la tercera edición, la página del reparto, y la introductoria al segundo acto, cuya acción se desarrolla en el que fue castillo de nuestro pueblo.

El curioso lector se habrá percatado rápidamente, por las fechas que enmarcan la vida del autor, que fue contemporáneo de nuestro conocido paisano Adelardo López de Ayala. Tengo que que reconocer que jamás había tenido noticias de este autor sanluqueño, cuyo nombre no recogían los manuales de literatura del bachillerato de la época, que dentro del llamado Teatro realista y social, solo estudiaban brevemente la triada formada por José Echegaray, Adelardo Lopéz de Ayala y Manuel Tamayo y Baus. Para situarlo adecuadamente digamos que, aparte de la obra de la que damos cuenta, escribió varias otras de carácter moralizante e incluso algunas zarzuelas. En los últimos años de su vida desempeñó el cargo de Director del Archivo Histórico Nacional. Parece ser que gozó de cierto renombre en su época, hasta el punto de que Menéndez y Pelayo, afectado por su muerte, le dedicó un poema, y aunque no llegó a la desaforada fama que tuvo López de Ayala, comparte hoy día con nuestro paisano el más rotundo de los olvidos y la misma mínima valoración estética. Las causas por las que el teatro del Siglo XIX español casi no ha dejado huella, y no se haya representado durante el siglo XX, han sido suficientemente estudiadas por los expertos y carece de sentido cualquier consideración por mi parte.

En cuanto a la obra Las Querellas del Rey Sabio, calificada dentro el grupo de las semihistóricas por los tratadistas, tiene su fundamento en la Crónica del Rey Alfonso el Sabio, que efectivamente cita a Guadalcanal, como el lugar en el que se detuvo el infante Sancho, futuro rey Sancho IV el Bravo, en la confrontación que mantuvo con su padre, que según dicha Crónica se paró en Constantina. El reinado de Alfonso X el Sabio ha sido justamente reconocido por la obra realizada por su escritorio real que patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura. Es conocida su colaboración con un conjunto de intelectuales latinos,
hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano. Si aparte de estos aspectos intelectuales consideramos que además del conflicto por disputas hereditarias con su hijo Sancho, su participación en la guerra civil portuguesa apoyando a Sancho II de Portugal, la rebelión de las ciudades de las que Sevilla fue la excepción como nos recuerda su escudo y que se complicó más la vida con su pretensión al título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, a la que dedicó no poco de su tiempo y energías con nulo resultado, podemos afirmar que su largo reinado fue todo menos tranquilo.

Como la Crónica del Rey Sabio, que alude a Guadalcanal, implica manejar castellano del siglo XIII, creo preferible reproducir a continuación un pasaje de un estudio de un profesor de la Universidad Hispalense sobre el infante, más tarde Sancho IV el Bravo, que documenta históricamente la llegada y estancia del Infante en Guadalcanal, mientra que su padre el Rey lo hizo en Constantina.

“La Crónica traza para estos últimos meses de 1283 un itinerario de Don Sancho que, en defecto de diplomas, hemos de dar por cierto, habida cuenta de lo bien informado que está el cronista acerca de los hechos del infante: Toro donde reprimió con mano dura un conato, suponemos de sublevación a favor del rey; Cáceres y Mérida. Desde allí avanzó hacia Sevilla, no sabemos si con intención de verse con su padre. Pero la noticia de que este se encontraba en Constantina le hizo retirarse a Guadalcanal. La Crónica parece avalar la hipótesis de que padre e hijo habían concertado una entrevista para poner fin a sus diferencias. Pero sus consejeros, que tenían mucho que perder en el caso de que se llegara a un acuerdo que, desde su punto de vista suponía la rendición del infante, “non gelo consintieron nin querién quie se viesen (Crónica de Alfonso X el Sabio, edición de M. González Jimenez, Murcia 1999, página 239). Por ello, el infante se retiró a Guadalcanal , desde allí, se vino a Salamanca, donde enfermó de gravedad”.

Sancho IV, Infante.
Manuel Gonzalez Jiménez
Universidad de Sevilla
(Historia, Instituciones,
documentos 28, página 175 (2001).

Parece claro que con una mínima base histórica el autor teatral construyó el segundo acto de su obra, cuyo argumento general son los conflictos que tuvo que soportar durante su largo reinado el monarca que ha pasado a los textos con el apelativo de El Sabio.

Quede pues constancia, como simple curiosidad, de este protoganismo de Guadalcanal en nuestra Historia y Literatura. Si la supuesta obra de Lope de Vega era irrepresentable por las razones apuntadas, para la que hoy comentamos hay más motivos para que no suba a los escenarios, puesto que su acción transcurre tres siglos antes, está escrita en verso y se refiere a las zozobras y tribulaciones del rey Sabio que poco o nada interesan a la gente hoy día.

Madrid 16 de febrero de 2010

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Bibliografía complementaria:
1. Luis de Eguilaz (http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_de_Eguilaz)
2. Alfonso X el Sabio (http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_X_de_Castilla).

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