Hace unos días, recordaba con mi amigo Rafael García, a nuestros amigos de juventud, algunos incluso fallecidos. También evocamos a nuestros profesores, entre ellos, don Juan Bonilla Ponce.
Durante toda la mañana, recordamos aquéllos añorados tiempos de nuestra niñez y juventud e hicimos proyectos para intentar reunir a todos los amigos de la época e incluso a los profesores que tuvimos.
Terminado el fin de semana , regresé al pueblo donde resido, y recibimos en la fábrica donde trabajo la visita de alumnos de un colegio de Quintana de la Serena, precisamente donde ha vivido desde que se trasladó de Guadalcanal, don Juan Bonilla y su esposa doña Isabel García. Hace poco más de dos años puede contactar con él y recibí la visita de ambos, que hacía muy poco se habían jubilado. Al igual que con mi amigo Rafa, pasé una mañana muy a gusto, conversando con Juan e Isabel, que me fueron contando como había sido su vida desde que se trasladaron a Quintana de la Serena, procedentes de Guadalcanal. A su vez me fueron preguntando por todas las personas que ellos conocieron, alegrándose o entristeciéndose, según el comentario que le hacía. Habían tenido más hijos, creo que un total de siete. Había sido alcalde durante dos legislaturas, y ahora una vez jubilados, repartían su tiempo entre sus hijos y sus nietos.
Aprovechando esta visita de hoy, me dirigí a una de las profesoras que acompañaban a los niños y le pregunté por ellos. Lo que menos esperaba oír me llegó en este lunes de noviembre, don Juan Bonilla había muerto hacía más de dos años. Por las cuentas que eché, pocos meses después de la visita que me hizo junto con su esposa Isabel.
Es sorprendente lo que se siente cuando un sábado nombramos a una persona con la ilusión de poder verla en poco tiempo, y cuando llega el lunes, te enteras de que esa persona ya no existe, desde hace más de dos años.
Don Juan Bonilla, junto con don Enrique Corona, don José Fernández, y posteriormente don José Titos, fueron los primeros maestros jóvenes que se incorporaron a las nuevas escuelas (hoy demolidas para hacer las modernas instalaciones actuales) sustituyendo a los no menos conocidos don Alfonso, don Andrés, don Francisco Ortiz Mantrana...
Gracias a Juan Bonilla, Enrique Corona e Isabel García, muchos jóvenes pudieron realizar sus estudios en Guadalcanal y conseguir posteriormente los diferentes títulos de diplomatura o licenciatura, que tanto les habrá ayudado a cada uno de ellos.
He hablado con Isabel por teléfono, que me ha contado lo mucho que le echa de menos y que toda su vida, fue un hombre bueno. Por mi parte, le transmití el buen recuerdo que de él tenemos muchos alumnos y amigos de Guadalcanal y lo mucho que van a sentir su pérdida. También le dije que Don Juan seguirá viviendo en todos nosotros, cada vez que evoquemos aquéllos tiempos.
Don Juan Bonilla falleció el día 4 de junio de 2006 y está enterrado en el cementerio municipal de Quintana de la Serena, en su lápida aparece su nombre y apellidos y la frase “Toda su vida hizo el bien”.
Aunque es una triste noticia, creo que sus antiguos alumnos y amigos de Guadalcanal, deben saberla.
Durante toda la mañana, recordamos aquéllos añorados tiempos de nuestra niñez y juventud e hicimos proyectos para intentar reunir a todos los amigos de la época e incluso a los profesores que tuvimos.
Terminado el fin de semana , regresé al pueblo donde resido, y recibimos en la fábrica donde trabajo la visita de alumnos de un colegio de Quintana de la Serena, precisamente donde ha vivido desde que se trasladó de Guadalcanal, don Juan Bonilla y su esposa doña Isabel García. Hace poco más de dos años puede contactar con él y recibí la visita de ambos, que hacía muy poco se habían jubilado. Al igual que con mi amigo Rafa, pasé una mañana muy a gusto, conversando con Juan e Isabel, que me fueron contando como había sido su vida desde que se trasladaron a Quintana de la Serena, procedentes de Guadalcanal. A su vez me fueron preguntando por todas las personas que ellos conocieron, alegrándose o entristeciéndose, según el comentario que le hacía. Habían tenido más hijos, creo que un total de siete. Había sido alcalde durante dos legislaturas, y ahora una vez jubilados, repartían su tiempo entre sus hijos y sus nietos.
Aprovechando esta visita de hoy, me dirigí a una de las profesoras que acompañaban a los niños y le pregunté por ellos. Lo que menos esperaba oír me llegó en este lunes de noviembre, don Juan Bonilla había muerto hacía más de dos años. Por las cuentas que eché, pocos meses después de la visita que me hizo junto con su esposa Isabel.
Es sorprendente lo que se siente cuando un sábado nombramos a una persona con la ilusión de poder verla en poco tiempo, y cuando llega el lunes, te enteras de que esa persona ya no existe, desde hace más de dos años.
Don Juan Bonilla, junto con don Enrique Corona, don José Fernández, y posteriormente don José Titos, fueron los primeros maestros jóvenes que se incorporaron a las nuevas escuelas (hoy demolidas para hacer las modernas instalaciones actuales) sustituyendo a los no menos conocidos don Alfonso, don Andrés, don Francisco Ortiz Mantrana...
Gracias a Juan Bonilla, Enrique Corona e Isabel García, muchos jóvenes pudieron realizar sus estudios en Guadalcanal y conseguir posteriormente los diferentes títulos de diplomatura o licenciatura, que tanto les habrá ayudado a cada uno de ellos.
He hablado con Isabel por teléfono, que me ha contado lo mucho que le echa de menos y que toda su vida, fue un hombre bueno. Por mi parte, le transmití el buen recuerdo que de él tenemos muchos alumnos y amigos de Guadalcanal y lo mucho que van a sentir su pérdida. También le dije que Don Juan seguirá viviendo en todos nosotros, cada vez que evoquemos aquéllos tiempos.
Don Juan Bonilla falleció el día 4 de junio de 2006 y está enterrado en el cementerio municipal de Quintana de la Serena, en su lápida aparece su nombre y apellidos y la frase “Toda su vida hizo el bien”.
Aunque es una triste noticia, creo que sus antiguos alumnos y amigos de Guadalcanal, deben saberla.
Quisiera un último recuerdo de agradecimiento a sus enseñanzas, con estos versos de Antonio Machado:
…El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.
-Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos…
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.
Y finalmente, estos otros del poeta de Guadalcanal, Andrés Mirón:
OTOÑO
Otra vez el prodigio de las uvas
por el atardecer.
Cuando me vaya,
¿en qué pecho no usado alentará la dicha que he vivido