Uno se levanta y se asoma a
la ventana y viendo un día luminoso en este mes de noviembre, piensa que la
vida nos va ofreciendo una de cal y otra de arena, y así vamos pasando un día
más. Este día luminoso de noviembre de pronto para mí se ha nublado aunque
siga viendo ese sol esplendoroso, porque me acabo de enterar que mi amigo
Manuel Maldonado Fernández, ha muerto.
Quizás os pueda explicar como nos
conocimos con las palabras que él mismo dijo en la presentación de uno de
mis libros. Conocí
a Ignacio a principios de siglo en el Archivo Municipal de Guadalcanal. Como
somos de la misma edad, podría haberlo conocido en las atracciones infantiles
de la feria durante los años cincuenta, en los guateques celebrados en la
capilla de San Vicente en la década de los sesenta, o también en el entorno de
la piscina. Pero no fue así, como digo nos conocimos en nuestro hábitat
natural, allí donde solemos dar riendas sueltas a ciertas inquietudes y cumplir
con nuestro compromiso social. Y en el Archivo, aparte de un cómplice, un
amigo y solidario colaborador, me encontré con una persona ilusionada y
comprometida con la Cultura
y con Guadalcanal. Y no son halagos regalados propios de un acto como éste. La
ilusión y el compromiso son cualidades constatadas en nuestro amigo Ignacio,
como lo ha demostrado durante los cuatro años que ejerció como concejal de
cultura, la hermana pobre de los presupuestos de cualquier Ayuntamiento,
fajándose durante los mismos en defensa de la cultura en Guadalcanal, o como
autor de varias obras.
Así
de sencillo, así de amable era mi amigo Manuel Maldonado. Para mí, Manolo no
puedo decir que ha sido como un padre, porque incluso soy unos meses mayor que
él, pero indiscutiblemente ha sido mi hermano mayor desde que lo conocí como él
dice, a principios de este siglo y el que me ha enseñado todo lo que sé de
archivos, de historia y de cómo contarlas.
Manuel Maldonado Fernández, era natural de Trasierra
(Badajoz), Licenciado en Ciencias Biológicas y Catedrático de Biología y
Geología en el IES “San Isidoro” de Sevilla, donde desarrolló la mayor parte de
sus treinta y seis años de docencia.
Como historiador llevaba muchos años
dedicados al estudio de la Orden
de Santiago, especialmente centrados en Llerena y su partido histórico, en el
que se encuadraba Guadalcanal hasta 1835. Estas investigaciones han dado como
fruto la publicación de varios libros sobre la Historia de los pueblos
santiaguistas de Casas de Reina, Llerena, Reina, Trasierra, Valencia de las
Torres y Valverde de Llerena y algunos más que seguro se me quedan en el
tintero. Asimismo colaboró en publicaciones especializadas de ámbito nacional y
autonómico, como la Revista
de Estudios Extremeños, Archivo Hispalense o Chrónica Nova.
En ellas se abordan aspectos que se han particularizado y desarrollado en
numerosos Congresos, Jornadas y otros eventos interesados en la Historia de la Orden, sus pueblos y su
gente, así como en más de setenta artículos publicados en la revista de Feria y
Fiestas de Guadalcanal, y en las equivalentes de los pueblos santiaguista de Llerena.
Su relación con Guadalcanal, aparte la
propia de la proximidad geográfica, ya se inició en su infancia con la
asistencia a la populosa feria ganadera del Coso, allá por los años cincuenta,
continuando en su juventud con visitas periódicas sobre todo a la piscina
municipal y la feria. En la madurez, continuó esta relación con Guadalcanal
especialmente atraído por nuestro voluminoso e interesante Archivo Histórico
Municipal, al que ha visitado en más de cien ocasiones durante los últimos quince
años y al que consideraba uno de los mejores, de los pueblos que en su día
pertenecieron a la Orden
de Santiago.
Estas visitas han servido, además de ampliar conocimientos sobre la Historia General
de dicha Orden, para publicar varios artículos en la Revista de Feria y Fiestas
Patronales de Guadalcanal y de otros muchos pueblos de la comarca.
Aparte
estas publicaciones en la revista local, ha difundido el nombre y la Historia de Guadalcanal
más allá de su entorno inmediato, gracias a otros artículos publicados en
libros y revistas de mayor difusión. Son los casos de los estudios titulados:
“La encomienda santiaguista
de Guadalcanal”, publicado en la
Revista de la Diputación Provincial
de Sevilla (Estudios Hispalenses) en el año 2002.
“La feria de Guaditoca”,
publicada en las Actas del Congreso Internacional “550 Feria de San Miguel”,
Zafra, Septiembre de 2004.
En julio de 2012, tuve el
honor de hacer la presentación en la antigua iglesia de Santa Ana, de su libro “LA VILLA SANTIAGUISTA
DE GUADALCANAL” que había recibido el accésit al primer premio de la Diputación Provincial
de Sevilla, dentro de la sección de Historia del Archivo Hispalense.
Fue precisamente en un
archivo, la última vez que vi en persona a Manuel Maldonado, precisamente
cuando estaba terminando mi libro sobre la Historia de Guadalcanal del siglo XX, en el
archivo del Arzobispado de Sevilla. Así que en un archivo nos conocimos y en un
archivo –sin yo saberlo- me despedí en persona de mi gran amigo Manolo Maldonado.
A mediados de junio le hice
nuestra periódica llamada telefónica y fue mi sorpresa que al preguntarle que
qué tal estaba, me dijo que regular. Me estuvo explicando que había recaído de
su anterior enfermedad y que le estaban dando tratamiento. Así que también, sin yo
saberlo, ese 14 de junio fue la última vez que hablé con él.
En el recuerdo quedarán
nuestros cafés en la Puntilla,
con los jeringos de Trini o los que tomábamos en Llerena en la Casineta, con las
tostadas con aceite. Las horas de charla en el Palacio o nuestras comidas para
celebrar sus libros o los míos, o después de haber oído alguna de sus
conferencias, tan didácticas, que todo el mundo las entendía.
Si me ha causado dolor
enterarme de la muerte de Manuel Maldonado, más todavía por no haberme enterado
cuando falleció, que fue el 14 de agosto pasado. A su esposa María José, con la
que estuvo casada 42 años y a sus hijos, quiero trasladarle mi más sentido
pésame por esta irreparable pérdida y siento de corazón no haberles podido
acompañar en ese día.
Descanse en paz mi gran amigo MANUEL MALDONADO FERNÁNDEZ.
1 comentario:
Ignacio es precioso y emotivo. Somos conscientes de que lo sientes y lo escribes con el corazón.
Gracias de parte de mi madre, hermano y resto de la familia.
Álvaro Maldonado Santiago
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