Empleados del Banesto en su primera ubicación. En el centro "El Chato" que tenía el bar cerca del banco y a la derecha (con sombrero) Francisco Martínez |
El llevar varios años haciendo
acopio de material para el libro de la Historia de Guadalcanal del siglo XX, me hace
conocedor de datos que en un momento determinado puedo usar.
Hoy 15 de abril, el antiguo Banco
Español de Crédito -hoy Santander- acaba de cerrar sus puertas en Guadalcanal.
En realidad como sucursal ya había desaparecido hace poco más de un año, y lo
que ahora existía era una Agente bancaria, Isabel, que a su vez había
sustituido hace poco tiempo a Rafael Núñez Porras.
Con
esta clausura, cerramos 85 años de historia. La fotografía nos
muestra a los primeros empleados, en el lugar donde se instaló la sucursal del Banesto, en la confluencia de las calles Antonio Machado y
Costaleros. El 18 de diciembre de 1931, la prensa se hacía eco de la siguiente
noticia: …el
Banco Español de Crédito tiene ya sucursales, agencias, sub-agencias y
delegaciones sembradas por el suelo patrio, actualmente se une a esta idea y
compromiso de trabajo la agencia abierta en Guadalcanal (Sevilla)… Por aquellas fechas, Guadalcanal tenía 7500 habitantes.
Edificio del Banesto en la calle Costaleros, cuando se cambió el nombre a Santander |
Recuerdo a Emilio Aranda como uno de los primeros
directores que conocí, siempre con su periódico ABC en la mano y asomándose de
vez en cuando para ver el trabajo de los empleados. Sí, digo empleados, aunque
en los últimos años sólo encontrábamos a uno para atender a los clientes, a mi amigo Rafael Martínez (Pai) .
Cuando empecé a trabajar con Pepe Chaves, iba al banco dos
o tres veces cada día, ya que me encargaba del cobro de letras de cambios del
Banco Hispano Americano, del que Chaves era corresponsal. Allí encontraba cada
día además de al director, a Lorenzo Blanco, que entonces era apoderado y después
fue también director. Estaba Jesús Amigo (Jesuli, padre de Vicente Amigo),
Manuel Madrid, Arroyo, Pepe Checa… y como no, Francisco Martínez, más conocido
por Paco el del banco, con su latiguillo cada dos por tres de: “Eh nene.. Eh nene”.
Aunque Guadalcanal seguía menguando en habitantes (hablo de finales de los 60), todavía
se veía movimiento en los negocios y en el banco continuamente había entrada y
salidas de vecinos, para resolver sus respectivos asuntos.
A Paco lo veía muchas veces por la calle, porque los dos
hacíamos el mismo trabajo de cobro de las letras de cambios a los diferentes
negocios. Haciendo este trabajo vi por primera vez en qué consistía la famosa “contabilidad del
gancho”. En el Paseo de la Cruz
había una tienda de comestibles regentada por Olvido “la Porrita ”. Esta mujer no
sabía leer ni conocía los números, así que cuando llegaba a cobrar alguna letra, me enseñaba el gancho donde tenía las facturas y allí buscaba hasta que
encontraba la que correspondía a la letra de cambio que llevaba. Se la enseñaba, me preguntaba si coincidía y si el importe era correcto, me la pagaba. Mientras tanto, ella seguía
atendiendo a sus clientas y haciendo sus cuentas con un sistema de rayas y cruces, cuyo resultado final coincidía hasta el último céntimo con la operación que yo
mentalmente había hecho. También con Luisa que tenía otra tienda de comestibles por la mitad de la calle Sevilla, pasaba algo parecido. Aunque Luisa sí sabía de cuentas, siempre tenía mucho jaleo en la tienda y me decía que yo cogiera la carpeta de las facturas y la buscara. Hubo una temporada que estuvo con una enfermedad que le obligaba a guardar cama, y allí me llevaban a su habitación para buscar las facturas. Ella que era un poco más mayor que yo, viendo mi azoramiento, riéndose me decía: Anda Ignacio, como se entere la gente que entras hasta mi alcoba para cobrar las letras...
Como ha cambiado la vida desde entonces, había menos prisa, más confianza en las personas, menos máquinas. No me hago a la idea de como Olvido podría vivir en esta época, aunque estoy seguro que las rayas y cruces las haría con el teléfono móvil.
Como ha cambiado la vida desde entonces, había menos prisa, más confianza en las personas, menos máquinas. No me hago a la idea de como Olvido podría vivir en esta época, aunque estoy seguro que las rayas y cruces las haría con el teléfono móvil.
El banco cambió varias veces su ubicación. De esta primera
que aparece en la fotografía, pasó a la casa de Paco Urbano en la calle Mesones
y después cuando Víctor Jaurrieta hizo la obra en el antiguo taller de los Núñez,
volvió otra vez a la calle Costaleros, pasando hace poco más de un año a la
calle San Sebastián, como podemos ver en la fotografía.
2 comentarios:
Nací cuando la oficina de Banesto en Guadalcanal llevaba 10 años. Hay dos cosas que quiero señalar en relación con este texto. La primera es que el empleado Prudenciano Arcos que entró de botones en Guadalcanal, llegó a ser director de sucursal en Madrid. La segunda que recuerdo perfectamente es el traslado de la caja fuerte, un enorme armario de hierro de paredes gruesas, desde la primera oficina, a los bajos de la casa más suntuosa de Guadalcanal, la de Paco Urbano en los Mesones. El traslado por la tarde debió durar más de una hora. Entonces no había grúas y por tanto fue realizado a base de brazos empujando la caja sobre rodillos. La pregunta que me hago es ¿cuántas personas que presenciamos este episodio seguimos vivas?. El traslado debió tener lugar al final de la década de los cuarenta del siglo pasado.
Enhorabuena por éste artículo que copiaré para mis blogs dedicados a Banesto : yotrabajeenbanesto y La Gran Familia Banesto. Mi nombre es Juan José Villa y durante mis casi 40 años trabajando en Banesto,entre otros cargos,ocupe la Dirección de ésa Sucursal desde el 24-10-84 al 17-3-88, vivimos la familia en un piso de la calle Juan Carlos I; la plantilla de Banesto la formábamos 4 personas: Manuel Madrid -q.e.p.d.-, Antonio Blanco y Rafael Martínez. En mi profesión me ayudo mucho la gestión que los 4 realizamos durante ésos años,ya que cumplimos con creces cuantas expectativas tenía el Banco para su Oficina. Además de compañeros éramos amigos. Personalmente tanto mi familia como yo mismo, guardamos unos excelentes recuerdos de nuestros años en Guadalcanal, cuantas vivencias tan agradables y cuantos amig@s, no quiero nombrar a nadie porque se me olvidarían muchos, pero en mi memoria están algunos de los que se fueron y a los que nos unían unos lazos de amistad muy considerables.- Que buenas Ferias, Romerias y Semanas Santas, cuantas cervezas y tapas por sus bares con los amigos, y que jornadas de cacerías tan agradables en el Coto de Hidalgo a perdices o en el de Hamapega a zorzales, a los que pertenecía; en definitiva, que buena gente había y hay en Guadalcanal.- Bueno, para terminar decir que efectivamente ha sido una pena que un Gran Banco Español como Banesto desaparezca con más de 100 años de existencia y siendo como llegó a ser, el primer Banco en España. Un fuerte abrazo y repito mi enhorabuena por el artícuolo, JuanJosé Villa Carrascal.
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